Pablo Silvera hila palabras del otro lado del teléfono a una velocidad  que no responde al mito uruguayo de la parsimonia. El cantante de Once Tiros no esconde las ganas que le provocan cumplir con la segunda presentación en Rosario, al tiempo que discurre sobre la realidad del rock uruguayo. La misma verborragia sonora que propone para este sábado, desde las 22 en Pugliese, Corrientes 1530.

Para los Once Tiros la lectura del momento es el mejor indicador a la hora de decidir qué hacer y qué tocar. “Tenemos muchas canciones y nos gusta pensar en el show de acuerdo al lugar, a lo que puede y va a pasar. Nosotros dejamos el alma el escenario”, señala Silvera en diálogo con Rosario3.com. Para esta segunda presentación, el grupo apuesta a un repaso -en un 75 por ciento- de las canciones de Imán, su más reciente álbum, pero también, “tocar los temas que la gente ya conoce”.

A lo largo de quince años y cinco discos, la banda amalgamó ska, reggae, punk y rock, aunque el presente los  encuentre más cerca de éste último extremo. “Fue la consecuencia de una búsqueda sonora que tuvo que ver con dejar en parte los vientos, sumar sesionistas y darle más presencia a la guitarra”, admite Silvera.

Los  Once Tiros son Bruno Andreu y Santiago Bolognini en guitarras; Lucas Lessa, en trompeta; Ignacio Piñeyro, en saxofón; Martín Maristan, en batería; y Juan Lerena, en bajo.

El rock como posibilidad

El rock uruguayo hace tiempo dejó de ser el hermano menor de la murga y el candombe. De hecho, el género recorrió un largo camino hasta consolidar un movimiento que terminó de sacar la cabeza con el regreso democrático a tierras orientales.

Sin embargo, la situación tuvo altas y bajas. “Hay factores que hacen que los mercados miren para adentro a ver qué pasa. Uno de esos factores fue la crisis económica. En Uruguay, como en Argentina, lo que pasó en el 2000 hizo que se generara toda un movida rockera que ayudó a consolidar el movimiento. Pero también es cierto que el nuestro es un país chico y el mercado se saturó rápido”, cuenta el vocalista sobre los primeros años del grupo que, se gestó en 1997.

La proximidad con Argentina y Brasil juega un doble papel porque favorece el intercambio y abre lugares para tocar pero también afianza eso que Silveira define como “aspecto humano”. “La de ustedes es una movida muy grande, en cambio nosotros nos conocemos todos, por ejemplo, nos cruzamos en el supermercado. No hay una situación de estrellato. Además, son muy pocos los que pueden vivir de la música”.