Ariel Ortega volvió este martes a entrenarse con el plantel de River, y lo seguirá haciendo mientras cumpla con la condición excluyente de realizar un tratamiento ambulatorio para dejar atrás su adicción al alcohol.

El entrenador de River, Leonardo Astrada, no le permitió el lunes trabajar a la par de sus compañeros al jujeño, y mantuvieron una reunión donde el técnico le pidió que se trate por sus problemas personales.

Entonces Ortega llegó al predio de Ezeiza, a las 9.15, con papeles que certificaron las rápidas consultas del futbolista para afrontar una nueva crisis, y el cuerpo técnico aceptó la requisitoria para que haga ejercicios con pelota con el resto del plantel.

Según pudo averiguar Télam, Astrada ya se contactó con los nuevos responsables de la salud del jujeño, quienes le recomendaron que “lo mejor que puede hacer es pasar tiempo con sus compañeros y venir a entrenar”.

Serán dos los profesionales que seguirán de cerca a Ortega para que cumpla con el tratamiento: un psicólogo y un especialista en adicciones, también habrá –como en anteriores recaídas- un seguimiento de los dirigentes de River.

Mas allá de no abandonar a Ortega, los máximos dirigentes de la institución de Núñez no harán foco en él como en otras oportunidades, no forzarán ninguna reunión y el presidente del club, José María Aguilar, aclaró la postura con una comunicación telefónica que propuso el futbolista ayer por la noche.

Ortega participó del fútbol reducido que planificó el cuerpo técnico y estuvo durante todo el entrenamiento muy cerca de su amigo Matías Almeyda, con quien comparte habitación en la concentración.

Esto no garantiza que Astrada tenga en cuenta a Ortega para el partido del próximo sábado ante Newell’s como reprimenda, aunque estaría en la lista de concentrados para no perder contacto con lo que al jujeño le hace sentir bien.

Hasta ahora, el cuerpo técnico se manejó con una seriedad que no hubo en otros ciclos: hablar con el jugador ante un nuevo desplante, prohibirle entrenar, forzar una reunión que lo concientice y ponerle como condición excluyente, para jugar, dejarse tratar.

“Si es titular o no dependerá de él y se irá viendo, siempre y cuando haga el tratamiento”, aseguró Astrada al salir del predio, sin micrófonos encendidos y con un rostro mucho más relajado al que tenía ayer.

Los últimos en irse del entrenamiento, y mucho tiempo después que el resto, fueron Astrada y otro referente, Marcelo Gallardo, y hablaron como lo hacen siempre en el vestuario, tampoco evadieron el caso de Ortega y coincidieron que desde el plantel también debe bajar el mensaje de priorizar una recuperación.

Atrás quedaron las ganas del Burrito de retirarse, idea que manifestó el pasado sábado, cuando el plantel debía concentrarse en el partido contra Lanús pero la derrota y una nueva baja en el rendimiento marcaron a un equipo que acusó recibo de otra inestabilidad emocional del referente millonario.

El nuevo conflicto con Ortega comenzó a última hora del viernes, cuando se presentó en la concentración para anunciar que no estaba en condiciones anímicas de jugar el partido contra Lanús y se fue a su casa.

Fuente: Télam