Un hombre ingresó armado a un colegio de la comunidad Amish, del estado de Pensylvania, donde mató a al menos cuatro alumnos e hirió a otros seis, antes de suicidarse, informó la policía local.

El hecho ocurrió en un colegio de la pequeña ciudad de Nickel Mines, en el condado de Lancaster, a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Baltimore, en Estados Unidos, informaron agencias de noticias internacionales.

El vocero de la policía de Pensylvania dijo que el agresor ordenó a algunos de los alumnos que se vayan y a otros que permanecieran en el aula y abrió fuego sobre los chicos, antes de dirigir el arma hacia sí mismo.

"Fue un escenario horrible", dijo en conferencia de prensa el comandante de la policía de Pensilvania, Jeffrey Miller, al relatar los hechos que sacudieron al pueblo Amish de Bart Township, a 100 kilómetros de Filadelfia.

Una extraña venganza

El asesino, que se suicidó tras la matanza, ha sido identificado como Charles Carl Roberts, un hombre de 32 años que recolectaba la leche producida por las vacas de los campesinos amish y la llevaba a una planta procesadora.

Antes de salir hacia el colegio Roberts dejó en su casa una nota de suicidio y una carta a su mujer e hijos en la que se refiere a una venganza que iba a perpetrar por algo ocurrido hace 20 años, de lo que la Policía no ha querido dar más datos.

Tras dejar a sus hijos en otro colegio se dirigió a esta casa-escuela en el condado de Lancaster, donde entró armado con una escopeta recortada y una pistola, ató a las alumnas y dejó escapar a los niños y a varias profesoras, entre ellas una embarazada.

Cuando la policía del estado llegó a la escuela, después de que una mujer que escapó les avisara, Roberts amenazó con que comenzaría a disparar si la Policía que rodeaba el lugar no se marchaba en 10 segundos.

Entonces abrió fuego, dijo Miller, y la Policía entró por la fuerza a través de las ventanas del colegio rural.

El comandante de la Policía del estado explicó que una de las niñas murió en brazos de las fuerzas de seguridad.

La Policía interrogó a la esposa del autor de los hechos, a quien llamó por el móvil desde la escuela para decirle que "no podía más y que iba a hacer algo para vengarse de algo ocurrido hace unos 20 años".

Los heridos, entre ellos una niña en estado grave, ingresaron en el Lancaster General Hospital y el Hershey Medical Center, entre otros centros médicos.

En la casa-colegio estudiaban alrededor de una treintena de niños y niñas de entre seis y 13 años.