Los frustrados atentados en Londres, al igual que sucedió con los ataques a Las Torres Gemelas y a los subtes de la capital británica y Madrid, generaron paranoia a nivel mundial ante la posibilidad de que ocurran nuevos atentados terroristas. La mayoría de los principales aeropuertos internacionales detuvieron sus operaciones y algunos países inclusive, como Estados Unidos, elevaron su nivel de alerta al máximo. Por lo pronto, las autoridades británicas confirmaron que detuvieron a 21 personas y lógicamente vincularon lo sucedido a Al Qaeda.
El anuncio repercutió de inmediato en todo el mundo. Estados Unidos elevó al máximo de su nivel de alerta para vuelos comerciales procedentes del Reino Unido y levemente para aquellos provenientes de otros destinos, en medio de temores de que el plan no haya sido frustrado del todo. El gobernador del estado de Massachusetts, Mitt Romney, dispuso hoy por primera vez desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 el despliegue de la Guardia Nacional en el aeropuerto de Boston. Del aeropuerto de Boston habían despegado dos de los cuatro aviones que estuvieron involucrados en los atentados contra Nueva York y Washington del 11 de setiembre de 2001, en los que murieron cerca de 3 mil personas.
La mayoría de las compañías europeas suspendieron sus vuelos a Londres por las demoras ocasionadas por los exhaustivos registros de la policía y la prohibición de portar equipaje de mano, así como cualquier tipo de líquido o artefacto electrónico como computadoras, celulares o reproductores de MP3.
El ministro de Interior argentino, Aníbal Fernández, dijo que se reforzó la seguridad en los aeropuertos del país, y sugirió que la medida se adoptó sin mediar algún pedido específico. Similares medidas de seguridad se produjeron en aeropuertos de España, Francia, Portugal, Italia, entre los europeos; Venezuela, entre los sudamericanos; e India, entre otros asiáticos.