“Bella Vista es hermoso porque tenés todo el sol para vos”, llegó a decir el inigualable Héctor Veira cuando conducía las huestes del equipo del parque de la Independencia. Si hubiese entrado en la onda de sus sucesores, es probable que el Bambino le hubiera solicitado al presidente Eduardo López la instalación de un solárium en pleno campo de entrenamiento. Pero no, al Bambino le alcanzaba con orientar su rostro hacia el sol sentado sobre una pelota.

De ahí en más, el presidente López tuvo que satisfacer los caprichos de los entrenadores y preparadores físicos que pasaron por la Lepra, muchos de ellos contra su voluntad, a saber.

Tras el arribo del Tolo Gallego, su exigente profe Jorge Fleitas pidió rápidamente la construcción de una rampa, con el fin de realizar trabajos de fuerza y potencia con el plantel profesional. De esta manera, por varios días en aquel año 2004 varias maquinarias trabajaron sin pausa para dejar finalizada la obra. A tres años de aquella ocurrencia, la “lomita” –como fue bautizada por los jugadores- sólo sirve para adornar el agreste paisaje o para despuntar el vicio de algún futbolista que quiera sentirse piloto de rally a bordo de su 4x4.

Después llegó de Chile ese extraño personaje llamado Juvenal Olmos quien, entre otras cosas, diagramó una pretemporada invernal en Puerto Iguazú para el trabajo físico y en Foz de Iguazú para el futbolístico. Consecuencia: Newell’s entrenaba por la mañana en Argentina y por la tarde en Brasil. Insólito.

Más allá de esto, el técnico trasandino, molesto por la cercanía de la prensa en las prácticas, ideó el levantamiento de un tejido metálico de dos metros de altura para mantener alejados a los medios de los vestuarios del predio. Olmos duró muy poco en su cargo, pero los cronistas que habitualmente cubren los entrenamientos de la Lepra todavía deben lidiar con esa incómoda y excluyente estructura.

El ciclo de Pablo Marini al frente del primer equipo rojinegro pasó sin mayores novedades en este aspecto, pero Caruso Lombardi, con su particular forma de ser, no podía pasar inadvertido en cuanto a las solicitudes al presidente de la institución.

"En Bella Vista no hay ni un árbol, le voy a pedir a Eduardo (López) una mediasombra para cubrir los autos. Si no, nos vamos a derretir", dijo Caruso después de aquellos dos brillantes resultados ante Boca e Independiente. Entusiasmado por el gran arranque del nuevo DT, el mandamás leproso no puso reparos a la solicitud y mandó cumplir el deseo de Caruso.

Después, los empates y las derrotas frenaron el entusiasmo del presidente y el avance de la obra, pero finalmente este jueves la mediasombra estuvo lista y los vehículos de los jugadores resguardados. Ya está, pase lo que pase con su futuro como técnico leproso, Caruso dejó su sello en Newell´s.