El chico de 14 años que falleció este jueves a la madrugada por inhalación de pegamento con sólo 24 horas de diferencia con otro caso similar generó distintas reacciones para enfrentar una emergencia social en ascenso. Por un lado la policía allanó una ferretería donde dos menores compraron esa sustancia y por otro lado desde el ARI se denunció que una norma que busca regular la venta para minimizar los riesgos duerme en la Legislatura hace dos años.
Lo cierto es que la escena de chicos de entre 8 y 14 años con una bolsita se hizo habitual en los últimos años. Para el padre Joaquín Núñez, quien está en contacto permanente con esta problemática, el fenómeno alarma porque no para de crecer y está claro que lo que hacen las autoridades “no alcanza y da toda la impresión que no hay interés”, dijo a Telenoche.
Lo que ocurrió en la Legislatura provincial con un proyecto de ley le da la razón al padre Joaquín. Según explicó Juan Jáuregui Berri, asesor legislativo del ARI, se presentó una iniciativa para regular la prohibición de la venta de pegamento a menores (hoy es sólo una contravención). Fue hace dos años, el 14 de noviembre de 2005 y por la falta de tratamiento del oficialismo perdió estado parlamentaria. Este año, en mayo, se volvió a presentar y aún no fue debatida.
Ese proyecto, señaló Jáuregui Berri, “facilitaría el control” de la policía que hoy “tendría que filmar a alguien vendiendo a un menor” para poder sancionarlo. Además, limitar la comercialización a ferreterías y pinturerías restringiría el acceso a cualquier hora de los chicos.
Mientras esa ley espera su discusión, la policía actúa con las herramientas que tiene. Este jueves, después de conocerse la muerte de Pablo Maturano, el chico que falleció por un paro cardiorespiratorio, la División de Asuntos Juveniles clausuró una ferretería de Mosconi al 3600 donde dos menores contaron haber comprado pegamento.
El comerciante tenía 65 latas de distintos tamaños listas para la venta. “Podemos realizar más allanamientos”, advirtió el comisario Alejandro Torrizi, titular de esa división.
Por su parte, la médica toxicóloga Silvia Martínez aseguró que el problema no se soluciona concentrándose en la sustancia (en este caso pegamento) ni en crear lugares tipo albergues ya que “el consumo es un emergente, por eso el sólo hecho de estar en un lugar no lo van a dejar de hacer, es necesario trabajar en la prevención, evitar que comiencen a inhalar”.
“Los chicos buscan un estado de satisfacción, como si fuese una borrachera, una sensación que les provoca para evadirse de la realidad que viven”, contó a Radio 2.
Además, señaló que, de instrumentarse prohibiciones, habría que vedar el uso de una gran cantidad de productos solventes, como la nafta o la pintura, y “sustancias de uso cotidiano en la casa como por ejemplo el líquido corrector (de color blanco)”.
Muerte súbita y lógica
Parece una contradicción, pero en el caso de los pibes que mueren de manera súbita por sobredosis de pegamento se trata de un final “lógico”, según lo calificó la toxicóloga Martínez.
Se trata de chicos que comienzan con su adicción desde una edad cada vez menor, parten desde los siete años. “La inhalación provoca un aumento de las descargas de adrenalina sobre el corazón que producen arritmias que terminan siendo mortal”, explicó en diálogo con Radio 2.
Claro que aquellos que no pierden la vida tampoco la pasan bien. “Los chicos sobreviven con deterioros muy importantes y se trata de una parte de la sociedad muy importante. Les genera lesiones nerviosas, en el área del cerebelo, dificultades en el movimiento, en el habla, trastornos del intelecto, de la percepción. Por eso, a veces las complicaciones se ven a largo plazo”.