Pedro Robledo

Las atmósferas académicas y el bandoneón de Néstor Marconi dieron otra muestra de la cercanía de la obra de Astor Piazzolla con las expresiones de la música erudita.

Para concretar otro justo homenaje al compositor marplatense, de cuyo fallecimiento el 4 de Julio de este año se cumplieron dos décadas, se reunieron en el escenario del Teatro El Círculo la Camerata Bariloche (fundada en 1967 por Alberto Lysy) y el reconocido bandoneonista nacido en Álvarez.

El violinista Elías Gurevich estuvo como director invitado para este concierto que comenzó con la Camerata interpretando magistralmente "Fuga y misterio".

Inmediatamente después ingresó al escenario Néstor Marconi, calurosamente recibido con un sostenido aplauso.

En "La muerte del ángel", Marconi con su solo de bandoneón demostró el profundo conocimiento que tiene sobre la obra de Piazzolla. Lo enérgico de su pulsado sorteó la carencia de amplificación técnica de su instrumento.

La Camerata se lució luego con "Decarísimo" (orquesta sola), imprimiendo en la versión un pulso bien tanguero en donde se destacó la performance de Gurevich, concertino y director.

Muy aplaudido también fue el ingreso de Andrés Spiller, solista de oboe en "Oblivión", una obra que demandaba la justeza y la precisión con la que se ejecutó.

"Calambre", otro arreglo de José Bragato, permitió nuevamente el lucimiento de la Camerata.

Con Néstor Marconi en escena ya en forma definitiva, llegó el momento de "Concierto para bandoneón y orquesta", una obra a la que Astor denominó "Aconcagua", la cual consta de tres movimientos: allegro marcato, moderato y presto.

Para esta ejecución se sumaron Viviana Lazzarín (piano), Arturo Vergara (timbales) y Arianna Ruiz Cheylat (arpa).
La obra contiene sonidos universales, urbanos, a los cuales el bandoneón suma climas y colores del tango.

La notable interpretación de este segmento transitó por momentos de melancolía, tensión, alegría e incluso épicos en el final del mismo.

Para concluir un breve pero intenso concierto, los artistas eligieron "Adiós Nonino", que arrancó con una irrepetible introducción de Néstor Marconi.

"Milonga del ángel" y "Lo que vendrá" (solo bandoneón), fueron los bises enérgicamente reclamados por un público que aceptó desde el inicio la propuesta de este viaje imaginario al universo sonoro de Piazzolla.