Un informe difundido en la ciudad de La Plata señala que durante los fines de semana, al menos cinco chicos de entre 14 y 20 años consultan por Viagra en las farmacias de guardia. La posibilidad de conseguirlo sin receta y su precio bajo contribuyen al fenómeno. La razón: el temor y la inseguridad en las relaciones sexuales.

Si bien la preocupación crece porque durante esa edad los jóvenes tienen un buen desarrollo de su sexualidad y de su capacidad viril, la situación se ve ligada a problemas de larga data: el alcohol y las drogas. Los chicos salen, se emborrachan y ante el temor de no satisfacer a su compañera sexual, necesitan “algo” que los aísle de ese temor al fracaso. Los especialistas coinciden en que la causa de este fenómeno se vincula con los temores e inseguridades a la hora de mantener relaciones, y no con cuestiones de rendimiento sexual.

Según datos volcados por Germán Paggi, presidente del Colegio de Farmaceúticos de La Plata, en un turno normal de una farmacia que dura desde las 20 hasta las 8 del día siguiente, al menos cinco hombres jóvenes ingresan en busca del fármaco: “Se da en esos horarios porque es cuando los chicos salen, toman y se producen los encuentros sexuales”, indicó.

Es que, además, un comprimido de Sildenafil ronda los 6 pesos. Teniendo en cuenta los efectos que se le atribuyen, se acepta como accesible en función de los beneficios. Por otro lado, el bombardeo publicitario sobre medicamentos al que estamos acostumbrados en nuestro país, contribuye a que los chicos no tengan una adecuada educación sobre las consecuencias de la droga.

En ese sentido, la psicóloga María Stoika manifestó a Hoy que “es típico de la edad que lleven al límite determinadas situaciones, sin medir las consecuencias. Pero la pregunta es: ¿dónde están los adultos? Hay una carencia de la presencia del adulto, porque los adolescentes están expuestos a todo, hay superabundancia de estímulos frente a una falta de palabras de los mayores”.

Posibles causas

Por su parte, León Gindín, profesor titular de la cátedra Sexualidad y Salud de la Universidad Interamericana, comentó que consumir el fármaco en una edad donde hay buena capacidad eréctil no genera consecuencias a largo plazo, “salvo que a los 40 o 50 años, cuando realmente se necesite por disfunciones reales, el cuerpo ya estará adaptado a la droga y entonces no surtirá el efecto buscado”.

Marcelo Ventre, médico especializado en Cardiología del Policlínico San Martín, dijo que “los adolescentes la toman porque sienten curiosidad, porque quieren mejorar la performance y quieren saber cómo sería una relación sexual con esa droga, porque quieren experimentar más placer y mayor cantidad de relaciones sexuales”.

Otra razón se da por las modas de los chicos. “Ahora es usual tener relaciones sexuales con varias personas en una misma noche”, concluyó.

Los efectos sobre la salud

El consumo de Viagra en los más jóvenes puede causar inconvenientes en la salud, ya que, como todo medicamento, esta droga presenta también sus contraindicaciones.

Al respecto, el especialista Marcelo Ventre explicó que “el Sildenafil está indicado para la deficiencia eréctil y la hipertensión pulmonar. Es una droga que se receta a partir de los 45 y 50 años, cuando aparece la andropausia, que es la disminución de la potencia eréctil”.

Respecto de los efectos sobre la salud, indicó que muchos jóvenes consultan porque una vez que tomaron Sildenafil han tenido dolores de cabeza, enrojecimiento de la piel, congestión nasal y hasta hipotensión que genera taquicardia, que puede desembocar en desmayos o consecuencias más graves ”.
Juan Carlos Kusnetzoff, sexólogo

Algunos especialistas aseguran que el consumo de Viagra por parte de jóvenes es un fenómeno “no tan alarmante”, como sí lo es el consumo de alcohol, que provoca efectos negativos sobre la sociedad.

“Aún si combinan las tres sustancias, no traen consecuencias graves para los chicos”, aseguró el médico sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff, en diálogo con este medio.

“La contraindicación que tiene es consumir en paralelo nitrito, que son substancias para aumentar el flujo coronario, y no tomar recaudos en esa circunstancia”, sostuvo Kusnetzoff, que además remarcó que aunque los adultos les expliquen a los chicos el uso indebido de la pastilla, “ellos hacen caso omiso, te escuchan, pero son impulsivos y rebeldes”.

La facilidad para disponer de los comprimidos en lugares que ni siquiera están habilitados, como los supermecados o kioscos, hace mucho más difícil llevar a la práctica métodos de control.

En ese sentido, recalcó que el Colegio de Farmacéuticos no tiene “poder de policía” para fiscalizar lugares no autorizados de venta de remedios, ya que están habilitados por el Municipio. “Así como se venden psicofármacos en kioscos, también venden Viagra”, puntualizó el profesional.

Asimismo, agregó que en ese sentido la Provincia tiene un vacío normativo, ya que “el Colegio no puede controlar comercios e incautar medicamentos”.

“Hay un mundo donde se ofrece todo a los chicos, pero sin decirles cuáles son las consecuencias. Hay una visión parcial de la realidad, y el consumo es todo. No se diferencia el vivir del consumir. El adolescente es terreno fértil para el mercado. Y el caso del Viagra entra en esa parcialidad”, afirmó María Stoika.

Sobre el mismo punto, Marcelo Ventre sostuvo que “el Anmat recomienda que esta droga se venda bajo receta pero esto no sucede en la realidad y el consumo se incrementa durante la semana con un pico muy alto durante los fines de semana”.

Fuente: El Día