Aunque los menores con problemas penales habían logrado salir del hacinamiento de las comisarías, las condiciones que les tocó vivir en los llamados institutos de rehabilitación en este último tiempo no fueron para nada buenas. Y por lo tanto, el destino de los chicos en conflicto volvió a ser el de los pequeños penales que habían sido clausurados.
Los dos lugares que en la ciudad estaban habilitados para la detención de los jóvenes en conflicto con la ley penal eran hasta hace poco el CAT (Centro de Alojamiento Transitorio), de Dorrego al 900, y el Instituto de Rehabilitación de Adolescentes de Rosario (Irar), de Saavedra y Cullén.
El CAT debió ser desalojado hace un mes atrás a causa de la insalubridad, la superpoblación y porque en diciembre pasado los encargados de custodiar a los menores, agentes de la Unidad Regional II, reprimieron con violencia lo que se anunció de forma oficial como un intento de fuga.
Ese episodio abrió una investigación a cargo de la jueza de Instrucción Nº 12, Mónica Lamperti, que determinó por un lado, el cierre del lugar y por otro que el procesamiento de los responsables del instituto como coautores de graves delitos como vejaciones sexuales y apremios ilegales.
El panorama que pone de relieve la compleja situación de los menores con problemas penales se completó el viernes pasado cuando la Justicia ordenó la clausura de cuatro de los seis pabellones del Instituto de Recuperación de Adolescentes de Rosario (Irar). El juez de Instrucción de la 10° Nominación de Rosario, Alfredo Ivaldi Artacho, ordenó al Ministerio de Gobierno de la provincia que en un plazo de siete días desaloje y clausure esos espacios por considerar que las condiciones en que viven los menores "son cuanto menos indignas y degradantes, y probablemente signifiquen y generen un riesgo cierto a su salud psico-física", según consta en el fallo, en donde también se indica que no se han realizado ni están en proceso las obras de refacción prometidas en el lugar.
En el Irar había alojados hasta ese momento, unos 72 chicos de entre 15 y 20 años que después de esas medidas empezaron a ser reubicados en la comisaría 1ª de Juan Manuel de Rosas 1350. Ahí, fueron a parar cerca de 15 internos y se prevé que habrá más traslados.
Ya en julio de 2002, el juez de Menores Nº 2, Juan Leandro Artigas, dio lugar a un hábeas corpus para vaciar de chicos todas las seccionales. Paradójicamente, la medida que tardó bastante tiempo en aplicarse vuelve a quedar ahora, con lso últimos acontecimientos, sin efecto.
Es que la estadía de los menores al interior de los institutos desnudó en otro lugar el mismo conflicto: el grave colapso que hace unos años atrás develaban los chicos depositados en las instalaciones policiales.
Conflictos en el Irar
Durante la madrugada se registró un intento de fuga en el Instituto de Rehabilitación de Adolescentes de Rosario (Irar) donde un grupo de jóvenes forzó una de las puertas para poder escapar del encierro.
Según fuentes policiales, “el episodio comenzó a partir de un reclamo por el traslado de 15 internos al penal de la seccional 1ª”. A partir de ahí, “los internos en conflicto con la ley penal violentaron alojados en la institución quemaron algunos colchones y provocaron una serie de incidentes para poder salir del lugar”.
Por último, a través de la intervención del personal del Servicio Penitenciario del Irar y con refuerzo del Comando Radioeléctrico el conflicto fue acallado.
Los dos lugares que en la ciudad estaban habilitados para la detención de los jóvenes en conflicto con la ley penal eran hasta hace poco el CAT (Centro de Alojamiento Transitorio), de Dorrego al 900, y el Instituto de Rehabilitación de Adolescentes de Rosario (Irar), de Saavedra y Cullén.
El CAT debió ser desalojado hace un mes atrás a causa de la insalubridad, la superpoblación y porque en diciembre pasado los encargados de custodiar a los menores, agentes de la Unidad Regional II, reprimieron con violencia lo que se anunció de forma oficial como un intento de fuga.
Ese episodio abrió una investigación a cargo de la jueza de Instrucción Nº 12, Mónica Lamperti, que determinó por un lado, el cierre del lugar y por otro que el procesamiento de los responsables del instituto como coautores de graves delitos como vejaciones sexuales y apremios ilegales.
El panorama que pone de relieve la compleja situación de los menores con problemas penales se completó el viernes pasado cuando la Justicia ordenó la clausura de cuatro de los seis pabellones del Instituto de Recuperación de Adolescentes de Rosario (Irar). El juez de Instrucción de la 10° Nominación de Rosario, Alfredo Ivaldi Artacho, ordenó al Ministerio de Gobierno de la provincia que en un plazo de siete días desaloje y clausure esos espacios por considerar que las condiciones en que viven los menores "son cuanto menos indignas y degradantes, y probablemente signifiquen y generen un riesgo cierto a su salud psico-física", según consta en el fallo, en donde también se indica que no se han realizado ni están en proceso las obras de refacción prometidas en el lugar.
En el Irar había alojados hasta ese momento, unos 72 chicos de entre 15 y 20 años que después de esas medidas empezaron a ser reubicados en la comisaría 1ª de Juan Manuel de Rosas 1350. Ahí, fueron a parar cerca de 15 internos y se prevé que habrá más traslados.
Ya en julio de 2002, el juez de Menores Nº 2, Juan Leandro Artigas, dio lugar a un hábeas corpus para vaciar de chicos todas las seccionales. Paradójicamente, la medida que tardó bastante tiempo en aplicarse vuelve a quedar ahora, con lso últimos acontecimientos, sin efecto.
Es que la estadía de los menores al interior de los institutos desnudó en otro lugar el mismo conflicto: el grave colapso que hace unos años atrás develaban los chicos depositados en las instalaciones policiales.
Conflictos en el Irar
Durante la madrugada se registró un intento de fuga en el Instituto de Rehabilitación de Adolescentes de Rosario (Irar) donde un grupo de jóvenes forzó una de las puertas para poder escapar del encierro.
Según fuentes policiales, “el episodio comenzó a partir de un reclamo por el traslado de 15 internos al penal de la seccional 1ª”. A partir de ahí, “los internos en conflicto con la ley penal violentaron alojados en la institución quemaron algunos colchones y provocaron una serie de incidentes para poder salir del lugar”.
Por último, a través de la intervención del personal del Servicio Penitenciario del Irar y con refuerzo del Comando Radioeléctrico el conflicto fue acallado.