Globalmente, el cáncer es una enfermedad masculina y de personas mayores. Eso es lo que indican los grandes números en la mayoría de los estudios, pero cuando se pone la lupa en otras franjas de edad, el perfil cambia. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), una institución dependiente de la Organización Mundial de la Salud que trabaja en prevención del cáncer, se ha centrado esta vez en la población juvenil. Han estudiado a adultos de entre 20 y 39 años, cuando la pubertad ya ha terminado y aún no se ha empezado a experimentar ningún declive hormonal.

Los resultados muestran un perfil muy diferente. Basados en los datos de 2012, los investigadores han contabilizado un millón de nuevos casos al año, de los que más de la mitad afectan a la mujer. Algunos de los tumores más frecuentes a estas edades son femeninos. El que más casos provoca es el de mama, seguido de el de cérvix (cuello uterino), tiroides, leucemia, cáncer de colon y hígado. Los tumores cerebrales,frecuentes en la infancia, también aparecen en esa lista de tumores más habituales.

Además de la incidencia, el estudio mide la mortalidad. Del casi del millón de nuevos casos diagnosticados en 2012, 400.000 terminaron en fallecimiento. Los tumores más letales también fueron los de mama, hepático, leucemia y cáncer cervical.

Desproporción femenina

A los investigadores que han participado en este estudio, el primero que mide la incidencia y mortalidad del cáncer en adultos jóvenes, les preocupa el perfil femenino de la enfermedad en esta población tan joven. «Hemos observado que las mujeres están desproporcionalmente afectadas, con el 65 por ciento de todos los nuevos casos y un 54% de la mortalidad. Esta carga importante de la enfermedad está relacionada con el número de tumores de mama y cérvix que son los que elevan las cifras de cáncer a estas edades», comenta a ABC Miranda Fidler, autora de la investigación que se ha publicado en «The Lancet Oncology».

Los datos animan, dice, a orientar las campañas de prevención pública y programas de detección precoz, "especialmente para el cáncer de cérvix". Fidler recuerda que una fórmula segura para prevenir el tumor de cuello uterino es la vacuna frente al papilomavirus, el patógeno que está detrás de la gran mayoría de los casos. "Para el cáncer de mama está menos claro que medidas deberíamos tomar para diagnosticarlo antes. Necesitamos más investigación para valorar los beneficios y potenciales riesgos al examinar la mama", reconoce.