Las piletas de natación son una buena opción para los chicos en verano aunque, en muchos casos, pueden actuar como medios de transmisión de enfermedades infecciosas. Otitis, conjuntivitis, piojos y algunas infecciones pueden contagiarse después de una tarde "de pileta". Los niños pequeños, las personas con las defensas disminuidas y las embarazadas son los más propensos a contraerlas.


La pediatra del hospital de niños Sor María Ludovica de La Plata, Liliana Rocha, entrevistada por el Diario Hoy de esa ciudad, señaló que “entre las consultas más frecuentes que se reciben en la guardia figuran las otitis de verano u otitis externa, debido a que el oído está húmedo y en permanente contacto con el agua”. Agregó que “además se reciben varios casos de infección en la piel provocados por picaduras de mosquitos y algunos con pediculosis, aunque no tantos como antes”.


En primer lugar, la otitis aparece, según indicó la especialista consultada, como la patología más frecuente vinculada a las piletas. Es una inflamación del oído que suele comenzar con picazón, seguida de dolor, y puede provocar fiebre y vómitos, entre otros síntomas. Es producida por bacterias que ingresan al oído, y los chicos son quienes tienen mayor predisposición a contraerla. “Lo recomendable es lavarse y secarse los oídos cada vez que se sale del agua”, explicó la doctora Rocha.


En cuanto a las medidas de prevención, recomendó colocarle a los niños una gotita de alcohol boricado en cada oído, dos o tres veces por semana”, sostuvo la médica. Cabe aclarar que el alcohol boricado puede utilizarse tanto con fines preventivos como terapéuticos. Su uso promueve la higiene del conducto y modifica las condiciones que predisponen a la infección.

A diferencia de lo que pasa en los ríos, donde el agua corre, en las piletas ésta está estancada, por lo que, para que no sea un medio de transmisión de bacterias, hongos, virus o parásitos, debe ser tratada con cloro.


Además de proteger los oídos, habrá que cuidar también los ojos y los pies. La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva del ojo y también es muy habitual en esta época del año. Está causada por virus o bacterias, pero puede tener su origen en una reacción al exceso de cloro. Los síntomas son el enrojecimiento de los ojos, la picazón, el intenso lagrimeo, sensación de tener un cuerpo extraño, y molestias ante la luz. A su vez, suele ser muy contagiosa, por lo cual los que la padecen no deben bañarse en piletas ni compartir toallas.


Los hongos en los pies, o pie de atleta, son otra de las patologías vinculadas a los natatorios, al igual que los piojos, cuya manera más efectiva de combatirlos es pasar en forma sistemática el peine fino por el pelo.


Las afecciones en la piel son otro clásico relacionado a las piletas, según alertó Rocha. “En la guardia recibimos consultas por infección de piel que pueden llegar a producir reacciones irritativas o alérgicas”, señaló.


En tanto, la diarrea es otra enfermedad frecuente después de la pileta. Se vincula a la presencia de bacterias que se transmiten por el agua, como la Escherichia coli, uno de cuyos subtipos (el O157) causa el peligroso Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), que afecta a los niños pequeños y puede ser fatal. La diarrea se adquiere cuando el chico traga agua contaminada con gérmenes.


Finalmente, la clave para prevenir este tipo de afecciones no pasa por evitar que los chicos naden en las piletas, sino por tomar las medidas necesarias para poder disfrutarlas al máximo, sin contraer enfermedades.


Con la concurrencia a las piletas y la exposición al sol aparecen problemas de salud frecuentes en los más chicos. La doctora Rocha brinda las siguientes recomendaciones:

-Conviene que los niños se sequen bien los oídos después de estar en contacto con el agua.


-En las piletas es necesario que los adultos los controlen y eviten la posible asfixia por inmersión.


-Utilizar pantalla total para protegerlos del sol y renovarla cada una o dos horas.


-Procurar que los niños consuman abundante líquido y brindarles comidas sanas como frutas y verduras.


-En cuanto a la vestimenta, lo aconsejable es ponerles ropa clara y gorros.


-Los chicos no deben acercarse nunca a una pileta solos, sino acompañados de un mayor que pueda cuidar de ellos, que ninguno corra o empuje a otro en el borde, acciones que muchas veces producen golpes importantes en los más pequeños. “También es muy común recibir pacientes que se cortan el mentón porque se resbalan en el borde de las piletas”, sintetizó la especialista.


Fuente: Diario Hoy