Cuando se realiza una cirugía para extirpar una parte del hígado, el órgano tiene la capacidad de regenerarse y recuperar su función normal. Pero esta maravilla de la naturaleza tiene un precio, ya que el resto del hígado “trabaja más” para compensar la función de la parte del hígado que falta. Esta injuria disminuye la función hepática de detoxificación, a través de la cual se eliminan las sustancias que el organismo no utiliza o que le son tóxicas.

Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) lograron evitar estos efectos dañinos en animales de experimentación administrando vitamina E. Se trata de una sustancia de conocida actividad antioxidante muy usada en cosmética- que evita el daño en las membranas de las células.

Estos resultados llevaron a los investigadores a pensar que suministrar antes y durante la regeneración hepática este tipo de sustancias podría tener efectos protectores. Sin embargo, la directora del proyecto enfatizó que estos efectos vistos en los roedores aún deben ser estudiados en personas. “Estas conclusiones pueden ser importantes para el ser humano si se toma en cuenta la cantidad de trasplantes que se realizan y las distintas patologías que afectan al hígado, pero esto es una investigación básica que debe ser estudiada y probada en seres humanos”, explicó la investigadora y directora del proyecto doctora Marcela González, de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.

Según explicó la investigadora, durante la regeneración de la parte perdida del hígado que fue extirpado lo que ocurre se denomina hiperplasia compensatoria e involucra una serie de cambios en las células y en la función del órgano. Es en ese período de mayor actividad en el que hay un incremento en la producción de sustancias oxidantes que afectan a los lípidos, las proteínas e incluso el ADN de las células del hígado, lo que altera su funcionamiento. Así se afecta el sistema por el que el cuerpo es capaz de remover compuestos potencialmente tóxicos, como por ejemplo, la bilirrubina o medicamentos.

“El estrés que generan esas sustancias oxidantes podía ser el causante de las alteraciones que nosotros vimos y comprobamos en varios estudios in vivo e in vitro sobre la función hepática luego de una hepatectomía parcial. Pero estos efectos necesitaban ser corroborados para saber si realmente era ése el responsable del daño en la función hepática”, contó. Para ello los investigadores diseñaron ensayos de laboratorio con ratas Wistar. Formaron distintos grupos de ratas a los que le suministraron dos sustancias antioxidantes: vitamina E y melatonina.

“La vitamina E es un antioxidante lipofílico que se localiza en las membranas celulares y la melatonina, es un producto de secreción endocrina y posee, también, una acción antioxidante muy importante”, comentó.

Las ratas se estudiaron a los dos, cuatro y siete días posteriores a la hepatectomía. “Vimos que la vitamina E prevenía completamente los efectos deletéreos sobre la función del órgano. Entonces, indudablemente, todas las alteraciones que observábamos de la función secretora biliar eran fruto del estrés oxidativo generado por esa injuria hepática”, afirmó la doctora González.

Para poder concluir si es beneficioso o no para un paciente que sufrió una pérdida de parte de su hígado administrar sustancias antioxidantes, se requieren estudios epidemiológicos. “La investigación tiene que servir para abrir puertas. Nosotros vimos este efecto pero debemos saber que la vitamina E si está en exceso también puede causar algunos problemas, ya que es una vitamina liposoluble que no se elimina por riñón y puede dañar el hígado porque se deposita en los tejidos, de aquí la importancia de su prescripción médica”, advirtió la investigadora.

Fuente: UNL