La provincia y el municipio criticaron la llegada a Rosario del Tren Sanitario. Para el ministro de Salud santafesino, Miguel Ángel Capiello, se trata de una clara “intromisión nacional” sobre un tema en el cual la provincia es pionera. La intendenta, por su parte, apuntó contra una política mal diseñada que sólo deja malos diagnósticos pero no hace nada por resolverlos. Ambos les recomendaron al secretario de Transporte, Alejandro Ramos, que "se dedique a trabajar en su área de competencia".
En diálogo con Radio 2, Capiello y Fein coincidieron con la opinión del ex gobernador Hermes Binner, quien dijo que bajar el proyecto a la ciudad es como enviarle un tonel de vino a Mendoza.
El titular de la cartera sanitaria le dijo al conductor de Radiópolis, Roberto Caferra, que la noticia del arribo de la reconvertida formación ferroviaria llegó el lunes, sólo dos días antes de su estacionamiento en Pueyrredón y el río; y que encima, apenas se asentaron, fueron a golpear las puertas de la Casa Gris por ayuda.
“Son unos caraduras –disparó–; vinieron y lo primero que hicieron fue pedir insumos”. En tal sentido aclaró que, por ejemplo, el papanicolau que realiza el tren lo toman sus profesionales pero lo analiza la provincia.
Por su parte, un rato después, Fein, quien ahora encabeza el Ejecutivo municipal pero por largo tiempo se desempeñó en su área de salud, embistió con dureza contra el formato de atención sanitaria del Tren y pidió diferenciar entre una política del espectáculo –donde se encontraría la iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social– y un política seria como la que lleva adelante Rosario a través de sus 52 centros médicos barriales y seis hospitales.
“Un tren que llega, hace diagnósticos y se va sólo deja un montón de problemas”, explicó Fein para quien tanto en materia de salud como de política, es esencial garantizar la continuidad del tratamiento en un caso, y del trabajo en el otro.
Miguel Ángel Capiello (Radio 2)