El mal olor de pies es un problema que le sucede a varias personas, sobre todo a los adolescentes. Es común que, por ejemplo, durante esta etapa de la vida se experimente el inconveniente de tener un desagradable olor en los pies. En algunos casos este problema se extiende un par de años más cuando ya se es un adulto.

Lo primero es comprender a qué se debe este problema, cuyo nombre científico es podobromhidrosis. El mal olor se produce por la proliferación de bacterias a causa de la humedad derivada del sudor en esta zona del cuerpo. Cuando esos microorganismos entran en contacto con el aire y se descomponen provocan un olor desagradable, pero ni el sudor ni las glándulas ecrinas que cubren los pies huelen.

Las bacterias causantes de esta molestia pueden aparecer debido a:

- Una mala alimentación, con alto contenido en grasas saturadas.
- El contagio de hongos, especialmente en verano en zonas donde además de calor haya humedad.
- Cambios hormonales, motivo por el que el mal olor de pies tiene una mayor incidencia en los jóvenes.
- Cambios en nuestro metabolismo.
- Trastornos nerviosos como el estrés, que provoca que sudemos más.
- El consumo de medicamentos.
- Algunas enfermedades, como la diabetes, con las que los afectados tienden a transpirar en mayor cantidad.

Para algunas personas, la podobromhidrosis puede llegar a convertirse en un auténtico problema cuando por mucho que laven sus pies el mal olor no desaparece. Es el caso de quienes padecen hiperhidrosis plantar, una afección que consiste en producir sudor de manera excesiva sin necesidad de realizar un esfuerzo físico o que haya factores externos que aumenten su temperatura corporal, como por ejemplo el calor del verano. La constante humedad a la que se ve sometido el pie se convierte en un ecosistema idóneo para el cultivo de bacterias u hongos.

Este trastorno necesitará la atención de un especialista como el dermatólogo o el podólogo para encontrar un remedio o, al menos, un método paliativo que disimule el mal olor de los pies.