No todos los sueños se pierden ni todos los deseos son imposibles. Un caso concreto que combina ambición y empuje es éste, el de la cooperativa Districoop, llevada adelante por 30 trabajadores de lo que fue Naranpol. Tras quedarse sin trabajo, lo tuvieron claro: irían a fondo hasta recuperar esa fábrica que los había cobijado. Hoy son parte de un proyecto “sin techo” que les permite vivir y mantener a sus familias.

Un año de conflictos dejó el cierre de la fábrica Naranpol. Sus empleados debieron sortear la falta de pago de los salarios, idas y venidas judiciales que le dejaron como idea fija la recuperación de lo que en su momento había sido una fuente de trabajo. Y así nació la cooperativa que hoy funciona como centro de distribución de jugos, gaseosas y alimentos, entre otros productos.

“Con el cierre apareció el miedo pero también las ideas”, confió Ariel Boccamazzo en diálogo con el periodista Roberto Caferra en Radiópolis (Radio2). “Empezamos a pensar en una cooperativa y ver qué podíamos hacer. Lejos de desesperarnos, empezamos algo nuevo”, agregó.

Ladrillo a ladrillo. Así se levantó Districoop. En las bases, pusieron la unidad. Después vino la parte difícil, ganarse la confianza de los antiguos proveedores: “Lo conseguimos y empezamos a recibir sus productos y desde el minuto cero empezamos a generar nuestros propios sueldos”, observó.

Boccamazzo contó que todos los integrantes de la cooperativa ganan lo mismo, independientemente de las horas que trabajen o las tareas que realice. “Tenemos que creer en el cooperativismo”, remarcó y destacó al mismo tiempo: “No se trabaja más con el látigo en la espalda y acá no tenemos techo”.

Después de tantos meses de pelearla, el ex Naranpol quiere dejar un mensaje: “La gente tiene que saber sobre la asociación, no se tiene que desesperar porque siempre puede haber luz del otro lado”, sostuvo.

“Gracias a Dios que cerró Naranpol”, confió con un tono de ironía. Y enseguida, justificó: “Antes no podíamos ver lo que valíamos y ahora somos libres”, subrayó.

Hacia adelante son todas buenas perspectivas. Incluso hay planes de mudanza ya que el lugar les está quedando un poco chico. “Por suerte, el presente nos encuentra en una situación distinta”, agregó a modo de agradecimiento con la vida.