“No se permiten chicos" o "Kids are not allowed”. La frase, escrita en español o en inglés, aparece como una aclaración anticipada de que los niños tienen el acceso vedado a ciertos lugares: hoteles, cabañas, restaurantes y bares. Pero cuidado, no se trata de una medida de protección al menor. Por el contrario, se debe a una tendencia que demarca los lugares de acuerdo a la child-free zone o zona libre de chicos.

Aunque la tendencia creció en Europa, Estados Unidos y ya llegó a algunos barrios de Buenos Aires, se resiste a desembarcar en Rosario donde la ciudad cada vez se adapta para incorporar más y más a los niños en cada uno de sus espacios.

“Hasta el momento no hay lugares que ofrezcan como un servicio o una exclusividad el no ingreso de niños. De ocurrir es algo a evaluar. Además, el eje turístico de Rosario justamente tiene que ver con la infancia y son muchas las propuestas que ofrece la ciudad dedicadas a los más chicos”, advirtió a Rosario3.com el titular del Ente Turístico de Rosario (Etur), Juan Niffeneger.

Niños afuera

Así como los espacios públicos y privados se acostumbraron a carteles del tipo de “Prohibido estacionar” o “Prohibido fumar”, todo indica que dentro de poco serán muchos los lugares de esparcimiento que rezarán con sus letreros “Prohibido ingresar con niños”. Es que existe una nueva categoría social conocida en todo el mundo como los childfree, es decir, libre de niños.

Dentro de esa franja se encuentran los solos y solas o bien las parejas que deciden no tener hijos y por ello se resisten a tener que soportar los gritos, berrinches y caprichos de los niños de otros. Es así que para veranear, salir a cenar o pasar un fin de semana afuera del hogar optan por los lugares donde las parejas no pueden llegar con menores. De esa manera evitan que desde una mesa le arrojen con un tenedor, al estilo lanzadora, un puñado de puré o en la playa los ensucien de arena mientras leen armoniosamente.

Pero el fenómenos tiene su contracara. En Rosario no sólo no existen lugares para niñofóbicos sino que por el contrario hay una gran cantidad de espacios dedicados a incluir a los más pequeños.

Por una parte existe una fuerte apuesta del gobierno municipal a la infancia. El Jardín de los Niños, La Granja de la Infancia y La Isla de los Inventos es el tríptico diseñado por Cultura del municipio que atrae tanto a chicos locales como de diferentes lugares del país. También está el museo de los niños del Alto Rosario, otra fuerte apuesta en este caso del sector privado.

La tendencia se siente además en la gastronomía. Son muchos los restaurantes y bares que instalaron espacios de recreación pensando en padres que no quieren resignar su vida social. Tal es el caso de Ocho monos –pensado directamente para los más chicos–, de avenida Pellegrini y Juan Manuel de Rosas, Montana, avenida Pellegrini y Entre Ríos, Torino, de San Martín y Pellegrini, y 100% Casero, San Luis al 2600, entre muchos otros.

No sólo peloteros, maestras jardineras, espacios para dibujar y contar cuentos. Ya hay restaurantes que cuentan con computadoras con conexión a internet, chat y videojuegos, Playstation y hasta una mini sala de cine. Espacios que incluyen a los niños para recrearse y se suman a la gran cantidad de propuestas que desde el ámbito público y privado fueron diseñadas en Rosario para captar la atención de los bajitos.

“Hay que tener en cuenta que tanto la hotelería como la gastronomía son negocios y como tales apuntan a un determinado público. Por eso es entendible que haya quienes abran ese tipo de oferta para parejas que no tienen hijos y buscan un espacio sin niños", dijo a Rosario3.com Daniel Nardone, de Rosario Bureau.

En este sentido, Nardone manifestó que el fenómeno no significa ni un avance ni un retroceso. "Si un lugar funciona bien con chicos seguirá así y si en cambio, resulta sin permitir el ingreso adoptará ese perfil", resumió Nardone.

En tanto, el miembro del Rosario Bureau apuntó que "por años hubo un gran déficit en el turismo en la ciudad y la plaza hotelera sólo se ocupaba desde lunes a jueves por cuestiones laborales. En cambio, desde hace un tiempo hay un movimiento distinto que permite que la gente llegue en familia, haga programas con los más chicos, o incluso parejas gays vengan a pasear un fin de semana". Lo que indica que la costumbre de excluir a los menores no funcionaría en el ámbito local.

Por su parte, Rodrigo Pastor, de la Cámara de Gastronómicos y Hoteleros, manifestó que la presencia de niños debería estar regulada por la misma gente y no por una norma. "Se trata de una cuestión de sentido común. Hay lugares que por sus platos, su iluminación y su espacio claramente no son para la familia con niños ni para grandes grupos de gente".

En tanto, Pastor señaló que una buena opción es incorporar como en otros lugares del mundo horarios para permitir el ingreso de los menores. "Eso sucede en hoteles donde la piscina y el spa tiene determinadas pautas para su uso", señaló.

La tendencia nació en Europa, se propagó a Estados Unidos y ya llegó a Argentina. No son muchos los emprendimientos de este tipo pero ya en Córdoba y en Buenos Aires existen algunos espacios con el sello de childfree.

Las cabañas Rancho Paradise ubicadas en el Valle de Traslasierra, Córdoba, son una opción junto con Suites de la Colina, en La Cumbrecita, para disfrutar en pareja y sin niños reboloteando alrededor.

En tanto, en Tandil también hay una posada, Ave María, que promete de todo menos niños. "Es un bálsamo de las sierras, una chimenea crujiente, una cama de ensueño, el resplandor de las estrellas, exquisitos sabores. En Ave María se conjugan de manera única, la belleza y el confort. Inmersa en el paisaje privilegiado de la serranía, entre robles, coníferas y magnolias, la hostería brinda a su huésped placeres para todos los sentidos. La hospitalidad, el refinamiento y el más alto servicio le dan la bienvenida en cualquier momento del año", dice la web del hostal.

Y en pleno barrio Palermo, Capital Federal, hay un restaurante donde no es posible ingresar con niños ni formar grandes grupos familiares. Se llama Rati y tiene una carta de platos naturista porque se encolumna con los sitios Hare Krishna.

Pero el fenómeno no se puede pensar de forma separada de un movimiento aún más amplio: el de los DINK (“double income, no kids”, que traducido al español significa: doble sueldo, ningún hijo). Se trata de hombres y mujeres que deciden no tener hijos y reivindicar esta opción luchando contra la presión social que dicta la procreación como un deber.

Pero claro, esta costumbre no tardó en abrir una polémica ya que cuando la libertad de los menores entra en juego hay quienes salen a defenderla. En este sentido, la psicóloga Clemencia Baraldi, especialista en niños, no dudó aclarar que la clave es "incluir a los niños responsablemente". "Me parece muy interesante que los chicos tengan un espacio y un lugar en todos lados, lo que no hay que perder de vista es que debe haber ciertos límites. Los adultos somos los encargados de impartirlos y también tenemos derecho a tener privacidad y lugares propios pero no por eso hay que ganarlos prohibiendo el ingreso de los menores. Cada cosa en su lugar", explicó.

Por último, no se mostró conforme con los hombres y mujeres que hacen de la ausencia de niños casi una militancia. "Cada uno puede optar, la elección es completamente libre pero creo que a veces desde esa postura no se respeta demasiado ni se es tolerante con los que sí eligen tener un hijo", concluyó.