Quienes alguna vez fueron discriminados por su peso tienen menos probabilidades de desarrollar una vida físicamente activa respecto a los que no han sufrido esa estigmatización, de acuerdo a un estudio realizado por investigadores del Colegio Universitario de Londres.

“Las personas que han experimentado la discriminación relacionada con el peso pueden carecer de la confianza para realizar ejercicio en público”, indicó Sarah Jackson, directora de la investigación publicada en la revista BMJ Open y reproducida por ABC.

“También pueden comenzar a creer en los estereotipos negativos contra sí mismos que les califican como ‘perezosos’ y ‘faltos de esfuerzo’, lo que les hace plantearse por qué deben molestarse tratando de ser activos”, agregó.

A esa conclusión se llegó después de analizar los datos de más de 5.400 mujeres y varones mayores de 50 años. Las personas que se sentían discriminadas debido a su peso corporal tuvieron 60% más de probabilidades de mantenerse físicamente inactivos, frente a quienes no se sentían estigmatizadas.

Además tuvieron un 30% menos de probabilidades de realizar ejercicio moderado o vigoroso una vez por semana. ¿A qué se debe esto? Las razones podrían ser múltiples pero hay una que destaca sobre el resto.

“Podría ser que las personas obesas o con sobrepeso que se sienten estigmatizadas pueden ser más reticentes a hacer ejercicio frente a otros por temor a que atraigan su atención de manera indeseable, provocándoles vergüenza o siendo objeto de burlas”, sugirió Jackson.