"Chicos, jóvenes, adultos, embarazadas, todos tenemos una consecuencia negativa muy importante de tener un exceso de consumo de sal", dijo este jueves Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles (ENT) del Ministerio de Salud.

Pero además, el funcionario afirmó que reducir el consumo de sal le cambia el sabor a las comidas solo transitoriamente, porque el organismo se adapta y en poco tiempo percibe el mismo gusto.

"Cuando una persona empieza a consumir menos sodio en forma gradual, las papilas gustativas y los receptores al sodio empiezan a aumentar (su sensibilidad) y la persona empieza a sentir los mismos sabores que cuando consumía más sodio", explicó.

En consecuencia, "si esa misma persona come el plato que antes solía consumir, con altas cantidades de sodio, automáticamente lo está rechazando", porque ya se acostumbró a otro nivel de sal, como se ha podido comprobar con los hipertensos.

"Un hipertenso que cumple efectivamente una dieta con un muy bajo nivel de sodio, a las cuatro semanas los receptores del gusto cambian, se readecúan y, si se le da un plato que antes solía consumir, no lo acepta. O sea que podemos hacerlo sin sacrificar el sabor de siempre", aseguró.

El funcionario fue entrevistado por la radio Continental en el Día de la Hipertensión Arterial, y mientras delibera en esta ciudad, el "Encuentro de vigilancia, evaluación y monitoreo de las ENT y las estrategias provinciales de promoción", organizado por la cartera sanitaria.

Laspiur advirtió que "hay una relación directa de las poblaciones, del consumo medio de sal, con la tasa de ataques cerebrovasculares e infartos agudos de miocardio".

"Si nosotros nos acostumbramos a bajar el nivel del consumo de sal que tenemos los argentinos, primero, vamos a ser mucho menos hipertensos en el futuro y, por otro lado, vamos a disminuir el riesgo de mortalidad cardio y cerebrovascular", sintetizó.

Laspiur dijo que en la Argentina se consume entre 11 y 12 gramos de sal por habitante por día, pese a que los estudios científicos han determinado "que por encima de cinco gramos el riesgo de enfermedades cardio y cerebrovasculares se incrementa sustancialmente".

"Entonces, cuando tenemos productos -como la sal baja en sodio-, que tienen un 66 por ciento de reducción de sodio, en lo que no tenemos que caer es en la tentación de colocar mayor cantidad de sal para obtener el mismo sabor, porque ahí sí que estamos ingiriendo la misma cantidad de sodio".

El funcionario advirtió que hay sodio en lugares insospechados, como las galletitas dulces, por lo que recomendó leer atentamente las etiquetas para detectarlo.

Fuente: Telam