La cooperativa Sancor achicará las plantas menos productivas, anunció este martes el diario digital PuntoBiz. De acuerdo al informe, lugares como Coronel Charlone, temen incluso el cierre. Sindicato y productores reclaman antes reestructurar sectores jerárquicos.
Mientras llegan de Venezuela los quince millones de dólares, uno de los primeros desembolsos que el gobierno de Hugo Chávez acordó enviar al país como forma de rescate de la empresa Sancor, una profunda reestructuración productiva comienza a delinearse. El cierre de algunas plantas sería la fórmula elegida para hacer más eficiente la productividad del grupo.
Un verdadero ajuste que llegaría incluso al cierre en Coronel Charlone (Buenos Aires) y San Justo (Santa Fe) es la alternativa que los productores ven como adecuada. El ajuste está movilizado por la presión de los bancos acreedores para aprobar la reestructuración de la deuda de la coopertiva láctea y hacer de este modo más rentable el préstamo de Venezuela.
“Los primeros quince millones de dólares del acuerdo serán destinados a capital de trabajo. La intención es aumentar la producción, en especial la de tipo primario”, manifestó Sergio Montiel, vocero de Sancor, a modo de explicación.
Los trabajadores de Sancor temen por su continuidad laboral
Por su parte, el sindicato exigió garantías para los puestos del personal de producción y, al igual que los tamberos, reclamaron un urgente ajuste en los niveles jerárquicos. “Atilra garantiza la totalidad de puestos de trabajo y no va permitir la pérdida de personal productivo”, manifestó Héctor Ponce, secretario general de Atilra (el sindicato de los trabajadores lecheros).
Los primeros movimientos están por ejecutarse. Desde la compañía señalaron en Coronel Charlone le habrían ofrecido el traslado a diez trabajadores y a sus respectivas familias hacia otra planta ubicada en Linconl, situación que ha generado un malestar general en la comunidad debido a la incertidumbre laboral que la empresa promete.
La estrategia que impera está orientada a optimizar la estructura productiva por lo que cerrar o achicar lo que resulta improductivo y desarrollar los sectores con mayor potencial son las medidas a adoptarse. Sin embargo, en esta ecuación queda por resolverse la continuidad laboral de muchos de los trabajadores de la cooperativa, quienes ya, temen por su permanencia en la empresa.
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Mientras llegan de Venezuela los quince millones de dólares, uno de los primeros desembolsos que el gobierno de Hugo Chávez acordó enviar al país como forma de rescate de la empresa Sancor, una profunda reestructuración productiva comienza a delinearse. El cierre de algunas plantas sería la fórmula elegida para hacer más eficiente la productividad del grupo.
Un verdadero ajuste que llegaría incluso al cierre en Coronel Charlone (Buenos Aires) y San Justo (Santa Fe) es la alternativa que los productores ven como adecuada. El ajuste está movilizado por la presión de los bancos acreedores para aprobar la reestructuración de la deuda de la coopertiva láctea y hacer de este modo más rentable el préstamo de Venezuela.
“Los primeros quince millones de dólares del acuerdo serán destinados a capital de trabajo. La intención es aumentar la producción, en especial la de tipo primario”, manifestó Sergio Montiel, vocero de Sancor, a modo de explicación.
Los trabajadores de Sancor temen por su continuidad laboral
Por su parte, el sindicato exigió garantías para los puestos del personal de producción y, al igual que los tamberos, reclamaron un urgente ajuste en los niveles jerárquicos. “Atilra garantiza la totalidad de puestos de trabajo y no va permitir la pérdida de personal productivo”, manifestó Héctor Ponce, secretario general de Atilra (el sindicato de los trabajadores lecheros).
Los primeros movimientos están por ejecutarse. Desde la compañía señalaron en Coronel Charlone le habrían ofrecido el traslado a diez trabajadores y a sus respectivas familias hacia otra planta ubicada en Linconl, situación que ha generado un malestar general en la comunidad debido a la incertidumbre laboral que la empresa promete.
La estrategia que impera está orientada a optimizar la estructura productiva por lo que cerrar o achicar lo que resulta improductivo y desarrollar los sectores con mayor potencial son las medidas a adoptarse. Sin embargo, en esta ecuación queda por resolverse la continuidad laboral de muchos de los trabajadores de la cooperativa, quienes ya, temen por su permanencia en la empresa.
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