Se estima que a nivel mundial más de 43 millones de niños en edad preescolar -es decir menores de 5 años- padecen sobrepeso y obesidad, teniendo en cuenta las últimas cifras del año 2010.

Con esas estimaciones ya se puede afirmar, tal como lo hace la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde 1990 se viene generando un aumento sostenido (actualmente llega al 60 por ciento) de sobrepeso y obesidad infantil, patología que conforma uno de los retos de salud pública más importantes del siglo XXI.

De hecho, tal es la prevalencia actual de ambas afecciones en niños y adolescentes, que la OMS acuñó el término "Globexitiy" para referirse a esta epidemia global o pandemia.

De acuerdo con los especialistas, frente a este panorama, resulta necesario actuar de inmediato. ¿Cómo? principalmente reorganizando los hábitos alimenticios y promoviendo la actividad física, pero también recurriendo a ciertas herramientas extra como los suplementos dietarios naturales.

"Los niños y adolescentes no pueden elegir el entorno en que viven o los alimentos que consumen. Además, tienen una capacidad limitada para comprender las consecuencias de su comportamiento a largo plazo. Por lo tanto, requieren una atención especial en la lucha contra la epidemia de obesidad", sostuvo el doctor Javier Morán, catedrático de Innovación Alimentaria en la Universidad Católica San Antonio en Murcia, España, en el marco de su reciente visita a nuestro país.

Debido, entonces, a que se trata de un problema social, “hay que aplicar soluciones multisectoriales y multidisciplinarias con un enfoque culturalmente relevante”, remarcó el especialista español en relación a este problema, cuya mayor carga recae sobre los países más pobres.

Sin embargo, a nivel general, se estima que si la tendencia no se revierte, para el año 2020 el 9 por ciento de los preescolares tendrán sobrepeso o serán obesos.

"Uno de los primeros puntos que hay que trabajar es la concientización, porque la gente a menudo no se da cuenta de que es obesa o tiene sobrepeso. Así, continúan consumiendo grasas y por ende incrementando su índice de masa corporal (IMC). En el caso de los niños, debido a que no tienen completo control sobre su dieta, hay que trabajar de manera integral. Esto implica no sólo darle seguimiento a ellos sino también a sus familias -además, diversos estudios demuestran que muchos chicos que tienen problemas de peso tienen ambos padres obesos, o al menos uno- pero también apoyar el cambio de alimentación con suplementos naturales, y con sostén psicológico y apoyo de un especialista en actividad física, debido a que la tendencia al sedentarismo es cada vez mayor", consignó el doctor Morán.

La necesidad de hacer foco en los chicos es clave porque así como en la infancia se forjan los hábitos y se le va dando forma al cuerpo y al organismo que cada persona va a tener, también es el momento propicio para actuar e intervenir, sobre todo si se tiene en cuenta que enfermedades como la diabetes tipo 2 están apareciendo cada vez en etapas más precoces, más aún cuando existen antecedentes.

"Es en la prevención o el retraso de enfermedades en donde entra a jugar un rol clave la administración de un suplemento de origen natural como el ácido linoleico conjugado (CLA) proveniente del aceite de cártamo, una sustancia que tal vez por razones culturales está cada vez menos presente en la dieta (se obtiene de la grasa de los alimentos procedentes de rumiantes, carne y productos lácteos)", postuló el especialista español.

El CLA tiene como objetivo reducir la grasa corporal y aumentar la masa muscular mediante un doble mecanismo de acción. Por un lado, inhibe la actividad de la enzima lipoproteína lipasa (LPL), y por el otro aumenta la actividad de la enzima carnitina palmitoiltransferasa (CPT). De esta forma se bloquea el transporte de grasa a las células adiposas, lo que reduce su absorción y lleva a su metabolización en el músculo cuando se hace ejercicio.

Fuente: Pro Salud News