La Aeronáutica brasileña hizo un ensayo parcial del lanzamiento de un cohete para tratar de evitar otro aplazamiento que amenazaría el reinicio de su programa espacial, tras un accidente que se cobró 21 muertos en 2003.
Según las previsiones iniciales, el cohete VSB-30 debía ser lanzado el pasado miércoles desde la base de Alcántara, en el estado de Maranhao (noreste), para la realización de un vuelo suborbital en el que se probaría el efecto de la ausencia de gravedad en nueve experimentos científicos.
El lanzamiento fue retrasado en un primer momento por "motivos de seguridad", para aumentar las garantías durante la fase de acoplamiento de los cuerpos del cohete, y después, en dos ocasiones, por "causas meteorológicas".
Estos aplazamientos sólo fueron decididos a última hora, incluso después de haber anunciado a la prensa el "éxito" de las operaciones de simulacro.
La Agencia Espacial Brasileña (AEB) realizó un último ensayo parcial y el mantenimiento de los experimentos, tarea que se debe repetir cada 48 horas y que exige el desmontaje del cuerpo principal del cohete.
Ahora, la AEB dispone de otros cinco intentos para lanzar el cohete, antes del día 19, cuando el equipo de más de 300 personas se dispersará para regresar a sus actividades normales, aunque no se haya completado la misión.
El primero de esos intentos será este sábado, aunque podría ser nuevamente aplazado si las condiciones meteorológicas no lo permiten.
El director del centro de lanzamiento de Alcántara, el coronel Rogerio Veríssimo, explicó que el lanzamiento puede ser condicionado por el viento fuerte, por la nubosidad y por la lluvia, que ya ha obligado a detener la cuenta atrás varias veces.
En los últimos días ha llovido en Alcántara a horas tempranas, pero nunca durante las tres horas que dura la "ventana" de lanzamiento, en las que el tiempo soleado ha sido la tendencia dominante en esta región cercana al Ecuador.
El mes de julio es el último de la temporada de lluvias en el nordeste brasileño.
En Sao Luis, la vecina capital del estado, según datos oficiales, se registra una media mensual de precipitaciones de 175 milímetros.
Curiosamente, el gobierno brasileño, que aspira a comercializar el lanzamiento de cohetes desde Alcántara, publicita la "buena meteorología" como una de las ventajas de la base.
En el apogeo de la temporada de lluvias, entre febrero y abril, las precipitaciones llegan a superar los 400 milímetros, más del doble de la cantidad que está paralizando el lanzamiento del cohete.
El responsable de las operaciones, el coronel Olympio Achilles Mello, reconoció que el tiempo en una región tropical "no está exento de cambios rápidos", pero se mostró optimista en cuanto al éxito del lanzamiento antes del día 19 de junio.
Achilles dijo que las previsiones para el sábado "deben estar algo mejor" que las de hoy, cuando Alcántara amaneció entre sol y nubes y con viento ligero.
El cohete, presupuestado en 1,25 millones de dólares y construido en participación con la Agencia Espacial Alemana, es el primer vehículo que Brasil trata de poner en la capa exterior de la atmósfera, después de la explosión de un cohete propulsor de satélites que mató a 21 técnicos, sin llegar a despegar, en 2003.
El VSB-30, de doce metros de longitud y 2,5 toneladas de peso, viajará hasta 285 kilómetros de altitud, en un vuelo de 20 minutos, con nueve experimentos científicos preparados por universidades brasileñas.
Según las previsiones iniciales, el cohete VSB-30 debía ser lanzado el pasado miércoles desde la base de Alcántara, en el estado de Maranhao (noreste), para la realización de un vuelo suborbital en el que se probaría el efecto de la ausencia de gravedad en nueve experimentos científicos.
El lanzamiento fue retrasado en un primer momento por "motivos de seguridad", para aumentar las garantías durante la fase de acoplamiento de los cuerpos del cohete, y después, en dos ocasiones, por "causas meteorológicas".
Estos aplazamientos sólo fueron decididos a última hora, incluso después de haber anunciado a la prensa el "éxito" de las operaciones de simulacro.
La Agencia Espacial Brasileña (AEB) realizó un último ensayo parcial y el mantenimiento de los experimentos, tarea que se debe repetir cada 48 horas y que exige el desmontaje del cuerpo principal del cohete.
Ahora, la AEB dispone de otros cinco intentos para lanzar el cohete, antes del día 19, cuando el equipo de más de 300 personas se dispersará para regresar a sus actividades normales, aunque no se haya completado la misión.
El primero de esos intentos será este sábado, aunque podría ser nuevamente aplazado si las condiciones meteorológicas no lo permiten.
El director del centro de lanzamiento de Alcántara, el coronel Rogerio Veríssimo, explicó que el lanzamiento puede ser condicionado por el viento fuerte, por la nubosidad y por la lluvia, que ya ha obligado a detener la cuenta atrás varias veces.
En los últimos días ha llovido en Alcántara a horas tempranas, pero nunca durante las tres horas que dura la "ventana" de lanzamiento, en las que el tiempo soleado ha sido la tendencia dominante en esta región cercana al Ecuador.
El mes de julio es el último de la temporada de lluvias en el nordeste brasileño.
En Sao Luis, la vecina capital del estado, según datos oficiales, se registra una media mensual de precipitaciones de 175 milímetros.
Curiosamente, el gobierno brasileño, que aspira a comercializar el lanzamiento de cohetes desde Alcántara, publicita la "buena meteorología" como una de las ventajas de la base.
En el apogeo de la temporada de lluvias, entre febrero y abril, las precipitaciones llegan a superar los 400 milímetros, más del doble de la cantidad que está paralizando el lanzamiento del cohete.
El responsable de las operaciones, el coronel Olympio Achilles Mello, reconoció que el tiempo en una región tropical "no está exento de cambios rápidos", pero se mostró optimista en cuanto al éxito del lanzamiento antes del día 19 de junio.
Achilles dijo que las previsiones para el sábado "deben estar algo mejor" que las de hoy, cuando Alcántara amaneció entre sol y nubes y con viento ligero.
El cohete, presupuestado en 1,25 millones de dólares y construido en participación con la Agencia Espacial Alemana, es el primer vehículo que Brasil trata de poner en la capa exterior de la atmósfera, después de la explosión de un cohete propulsor de satélites que mató a 21 técnicos, sin llegar a despegar, en 2003.
El VSB-30, de doce metros de longitud y 2,5 toneladas de peso, viajará hasta 285 kilómetros de altitud, en un vuelo de 20 minutos, con nueve experimentos científicos preparados por universidades brasileñas.