Que no tienen tiempo, que no reunieron el dinero necesario, que no están de acuerdo con la obligatoriedad de la inspección. Esas son sólo algunas de las excusas dadas por los conductores que obligados por ley, deben llevar sus rodados a la revisión vehicular y esperan hasta último momento para concretarlo.
El fenómeno se repite cada vez que está a punto de concluir el lapso establecido para someter los vehículos de los distintos modelos al control obligatorio. La mayoría de los dueños de los autos juegan con los límites y logran provocar un verdadero caos en los talleres, cuando el plazo está a punto de caducar.
“Es la historia de siempre”, afirma el titular de la Cámara de Centros de Inspección Vehicular (CCIV), Mariano Mendoza, a Rosario3.com, y remarca que aunque el 30 de septiembre está bastante cercano, los talleres habilitados (cuyas direcciones pueden consultarse en www.cciv.com.ar) están utilizando apenas un 10 por ciento de su capacidad de trabajo.
Según describe el funcionario, los talleristas pueden atender e inspeccionar entre 200 y 250 vehículos por día, y en cambio están revisando sólo alrededor de 20, es decir: menos del 10 por ciento. "Hoy tenemos personal ocioso –dijo Mendoza– y el mes que viene volverán las largas colas de vehículos cuyos dueños, compelidos por la proximidad del vencimiento y el temor de tener que pagar una multa, protestarán por las demoras".
Para ir preparándose: los modelos comprendidos entre 2001 y 2005, tienen tiempo hasta fin de año y el certificado de revisión cuesta 70 pesos.


