Ricardo Fort no sólo creo una ficción sobre su vida, sino también sobre su imagen. El empresario chocolatero pasó 27 veces por el quirófano para modificar algún aspecto de su cuerpo o bien para palir los efectos nocivos de su culto a la estética.

Además, de los tatuajes y las rutina físicas, entre las cirugías las cirugías estéticas que se hizo desde joven para cambiar su apariencia se cuentan una prótesis en la pera y un retoque y relleno en los pómulos.

También se sometió a intervenciones en el torso y hasta se implantó tres centímetros de talones para lucir más alto.
En los últimos años, se sometió a otras operaciones más ligas a la salud que a la estética.

En marzo de 2010, le coloraron seis tornillos de titanio y dos espaciadores en la rodilla izquierda.

En junio de ese año, fue internado por fuertes dolores en la columna. En septiembre de 2011, volvió a ingresar al quirófano para revisar 15 clavos que tenía en su columna vertebral.

La misma volvió a sufrir otra intervención en septiembre pasado, cuando le implantaron 16 tornillos de titanio más dos varillas para apuntalarla.