Los niños con piel más blanca que se exponen al sol desarrollan más lunares que otros pequeños que simplemente se exponen a los rayos solares, asegura un informe realizado por en la Universidad de Colorado, Estados Unidos.

El informe, publicado en la revista Archives of  Dermatology explica que “el número de lunares de una persona es uno de factores de riesgo más graves para desarrollar un melanoma. Por tanto, las investigaciones sugieren a los padres de estos niños con la piel más clara que adopten una precaución mayor para protegerlos de la exposición al sol”.

Mientras que ya se sabe que las quemaduras incrementan el riesgo de tener un melanoma, Crane señala en su informe que la relación entre ponerse moreno y desarrollar un cáncer de piel no está clara, de hecho, algunos estudios llegan a afirmar que broncearse puede proteger la piel.

Por tanto, para su investigación, Crane examinó a 131 niños de piel muy blanca y a 444 niños con la piel blanca pero un tanto más morena.

El primer paso fue contar los lunares de todos los pequeños de 6, 7 y 8 años. El segundo fue medir el color de su piel con un dispositivo llamado colorímetro. Después, para comprobar si los niños se pusieron morenos, utilizaron este instrumento para comparar el color de su piel en la parte inferior de su antebrazo con el color de la piel de la parte superior.

El resultado según las edades fue el siguiente:

- Los niños muy blancos de piel de 6 años que tomaron el sol, presentaron una media de14,8 lunares, comparado con los niños más morenos que tuvieron una media de 21,2 lunares.

- Los pequeños de 7 años con la pieles más claras presentaron una media de 18,8 lunares, mientras que los más morenos tuvieron una media de 27,9 lunares.

- Por último, los niños de 8 años muy blancos tenían una media de 22,3 lunares mientras que los más morenos tenían 31,9.

No obstante, entre los niños más morenos, no influyó que tomaran o el sol o no en el número de lunares que tenían en el cuerpo.

Lo que el estudio no pudo determinar fue si los pequeños más pálidos eran incapaces de ponerse morenos o si habían sido protegidos del sol, confesó Crane. De todas maneras, las investigaciones recomiendan que “se debería proteger más a estos niños de piel más blanca, lo que probablemente no es muy sorprendente.”

Y los padres no sólo deberían confiar en el protector solar para mantener a sus hijos a salvo de los efectos solares, ya que, según argumenta Crane en su estudio, así sólo se los protege de las quemaduras, pero no se evita el bronceado.

Asimismo, puede resultar perjudicial que algunos padres dejen a sus hijos al sol por más tiempo porque se hayan puesto protector solar. Crane sugiere proteger a los niños con poco peso, vistiéndolos con ropas anchas e incluso con sombreros, y tener especial cuidado con el fuerte sol del mediodía.

Fuente: El Mundo