River Plate, el club más veces campeón del fútbol argentino y que hace dos años penaba en la segunda división, logró este domingo una nueva estrella, la 35ª de su historia, al derrotar a Quilmes por 5-0 en un Monumental que desbordó de alegría como hacía tiempo no ocurría. Tuvieron que pasar seis años del último título millonario en primera y llegó una vez más de la mano de Ramón Díaz.
Ahora con once campeonatos más que su visceral enemigo Boca Juniors, el equipo del barrio porteño de Núñez necesitaba ganarle en su estadio al equipo de Caruso Lombardi –ya salvado del descenso– y lo logró sin mayores sobresaltos.
Los goles, dos en cada tiempo, fueron de Fernando Cavenaghi (2), Gabriel Mercado, Cristian Ledesma y Teófilo Gutiérrez. Así, ni hubo que mirar qué suerte corrían, en sus partidos jugados en simultáneo, Estudiantes y Gimnasia, que perdieron sus respectivos partidos ante Tigre y Boca.
El cotejo que fue arbitrado por Silvio Trucco y recibió a más de 65 mil almas que alentaron al equipo local y se pudieron desahogar al final.
River tuvo un primer tiempo muy bueno, con fútbol, presión, juego colectivo y decisión en pos del objetivo, en busca de la victoria necesaria.
El nuevo campeón avisó a los 8 minutos, con un remate de media distancia de Ledesma, tras la jugada de izquierda al medio de Rojas, Vangioni y Lanzini. Pero a los 12m., Cavenaghi no perdonó el rebote que dio el arquero Walter Benítez, tras el remate de cabeza de Carbonero en el punto penal.
A los 27m., la fiesta se agrandó con el tanto de Mercado, quien estuvo atento en otro rebote del arquero, tras el cabezazo de Maidana, por córner de Rojas desde el sector derecho.
Con el 2-0 a favor, River fue por más, con un Quilmes retraído en el campo, y estuvo a punto de estirar la ventaja, pero Benítez le negó el gol a Rojas (42m.), la figura del partido y el árbitro no concedió penal a favor por infracción de Joel Carli a Carbonero en el área (43m.).
En el segundo tiempo, River continuó como dueño del balón, Quilmes no ofreció resistencia a pesar de los cambios y se dedicó a asegurar la pelota.
La frutilla del postre corrió por cuenta de Ledesma, quien desde media distancia, con pierna derecha, sacó un remate fuerte, alto y preciso, que se introdujo en el ángulo izquierdo superior de Benítez. Todo el plantel, hasta Barovero, fueron a saludar al Lobo, que recibió el reconocimiento de los hinchas.
Luego, a los 25m., Cavenaghi quedó cara a cara con Benítez, tras pase de Lanzini, y anotó su segundo tanto en la noche y el octavo en el certamen.
La gente, al grito "¡Dale Campeón!" acompañó la fiesta que se vivía en el campo de juego. El quinto tanto, del colombiano Gutiérrez, llegó cuando la fiesta ya estaba desatada.
Con autoridad y decisión, River planificó una goleada que le dio otro campeonato, basada en una muy buena campaña como local (ante Quilmes ganó el octavo partido seguido) y victorias importantes como visitantes, pocas, pero vitales, ante Boca (12ma. fecha) y Argentinos Juniors (18va.).
River fue un justo campeón, al cual no le sobró mucho, pero le alcanzó con el aporte goleador de Cavenaghi, los tantos y el despliegue de Carbonero, las fugaces apariciones de Teófilo Gutiérrez, la creación de Lanzini.
A eso vale agregar el auxilio del arquero Leandro Chichizola en reemplazo del lesionado Barovero (atajó dos penales: Estudiantes y Racing), y el trabajo en silencio de Maidana, Alvarez Balanta, Ledesma y Rojas, entre otros.
River volvió a imponer su estilo, su nombre, alejado de los escándalos deportivos e institucionales de gestiones anteriores y apuntará mantener ese prestigio que supo ganar en 113 años de historia.
Ramón, historia viva
Ramón Díaz, el técnico más ganador en River, alcanzó así su sexto campeonato argentino en el club (ganó el Apertura 96, Clausura 97, Apertura 97, Apertura 99 y Clausura 2002) y el octavo en total al contabilizar las conquistas de la Copa Libertadores en 1996 y la Supercopa en 1997.
Esta vez, el DT riojano no prometió autos ni plasmas al plantel en caso de salir campeón, como fue su costumbre en otros años y con otros equipos también. "El mejor regalo para estos jugadores es quedar en la historia del club", expresó.