River Plate venció a Boca Juniors por 6-5 en la definición por penales de un clásico que le empató 1-1 en tiempo reglamentario, con dos jugadores menos, disputado en la noche del jueves en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, por la Copa Revancha.

El resultado extendió a cinco partidos (tres victorias y dos empates) la racha de River sin perder el superclásico desde el regreso del entrenador Daniel Passarella, aquél con el que se inició la histórica paternidad "xeneize" en los años ´90.

Boca se puso en ventaja con un cabezazo de Martín Palermo a los 39 minutos del primer tiempo y River lo igualó de contragolpe con un zurdazo cruzado del defensor Paulo Ferrari (14m. ST), cuando era dominado por su rival.

En el segundo período, el "millonario" sufrió las expulsiones de Rubens Sambueza (5m.) y del colombiano Nelson Rivas (25m.) y resistió con coraje hasta llegar a la tanda de penales, en la que, ya pasada la medianoche, festejó un nuevo éxito frente a un rival desmoralizado por no haber ganado el partido con dos jugadores más.

La paridad que expresó el superclásico durante la primera parte se quebró con un viejo recurso ofensivo de Boca: el cabezazo de Palermo.

River había marcado una leve superioridad en el primer cuarto de hora con Fernando Belluschi como eje de juego en una posición de falso doble cinco, con libertad para desprenderse a espaldas de los volantes rivales.

En ese lapso, el equipo de Passarella tuvo dos ocasiones de peligro: una chilena de Gerlo que contuvo Caranta a los 13m. y un disparo que el arquero le desvió a Belluschi, tras una aparición libre y sorpresiva por el costado derecho.

Boca logró neutralizar a River cuando Neri Cardozo impuso su gravitación en el costado izquierdo del ataque y Rodrigo Palacio se mostró como receptor en todo el frente de ataque.

Entre los 17 y 27 minutos, el mediocampista mendocino de Boca generó tres situaciones de riesgo y una de ellas (la última) terminó con un remate colocado en el travesaño del arco defendido por Juan Pablo Carrizo.

Dos minutos después, River puso un nuevo alerta en el área "xeneize" con un pase profundo de Belluschi, de estirpe "bochinesca", que Caranta capturó antes que Ferrari pudiera controlarlo de cara al arco.

Las insinuaciones acabaron cuando se acercaba el descanso. En una jugada de pelota detenida, Morel Rodríguez colocó un centro al área, Palermo le ganó en el salto a Gerlo y Radamel Falcao e impactó un cabezazo fulminante que venció al arquero Carrizo.

La expulsión de Sambueza a los 5 minutos del complemento consolidó la postura de Boca en el desarrollo del partido e hizo suponer (equivocadamente) una fácil resolución del clásico a su favor.

En los minutos siguientes, el conjunto de Russo dominó posicionalmente al rival, imprimió una rápida circulación de la pelota en zona ofensiva y tuvo a su rival expuesto al golpe de suerte.

Pero paradójicamente un error de Cardozo en la entrega de un pase resucitó a River con un contragolpe de Galván que tomó mal parada a la defensa y terminó en el empate de Ferrari, con un zurdazo cruzado.

Inesperada, la igualdad confundió a Boca y también a su técnico Russo, que ordenó la salida de Cardozo para darle lugar a un cuarto delantero (Marioni); mientras Barros Schelotto fracasaba en la posición de enlace.

La variante no tuvo resultado y aunque Boca intensificó su dominio porque River sufrió una nueva expulsión, la del colombiano Rivas, la ventaja numérica nunca se reflejó en el desarrollo del juego.

Es que Boca empleó muy mal la pelota ante un adversario disminuído y optó por enceguecerse con un excesivo traslado cuando la lógica indicaba que debía hacer circular el balón para capitalizar los espacios.

Ese absurdo conceptual atentó contra cualquier posibilidad de ganar el partido en el tiempo reglamentario y le brindó a River el margen suficiente para llegar a la definición de los penales.

Fuente: Télam