Tras el tercer robo exprés registrado en un restaurante de la ciudad en los últimos diez días, la Policía va tras la pista de una banda que habría protagonizado al menos dos de esos asaltos. La modalidad es la misma: una acción rápida a cara descubierta, sin violencia y con un botín chico pero de fácil acceso.

Esas son las características de los últimos asaltos –sumados los robos a consultorios y prostíbulos– que configuran un desplazamiento desde otras lógicas delictivas. “Antes, por ejemplo, registrábamos más robos a taxistas que le llevaban 100 ó 200 pesos y ahora quizás se vuelcan a los maxikiosco”, reconoció un integrante de la fuerza que sigue este tipo de delitos.

“Con los restaurantes es lo mismo, puede haber un desplazamiento desde lo que son las salideras bancarias u otros robos. Pero no creemos que sean bandas especializadas, sino que se juntan para hacer esto mientras funciona y quizás después cambia el panorama y no lo hacen más o empiezan a robar tintorerías. Eso funciona así. Lo cierto es que la modalidad está y existe”, aseguró el investigador.

Tres jóvenes y un equipo especial

El último robo al restaurante de Oroño y el río fue cometido por tres jóvenes delgados, a cara descubierta que no estaban nerviosos, según describieron los testigos. Los delincuentes se dieron a la fuga en moto y utilizaron una escopeta recortada.

Esa descripción coincide con la que hicieron los testigos del asalto en El Nuevo Cid, ubicado en San Juan y Río de Janeiro, aunque no con el otro robo de zona norte, en Maza y Sorrento, donde habrían utilizado otras armas y se habrían dado a la fuga en un auto.

En principio, los delincuentes se reparten las acciones. Uno de ellos se encarga de controlar a los clientes y sacarles dinero o bienes, otro va hacia la caja y un tercero hace de campana, aunque con una versión moderna de esa acción de avisar cuando viene la Policía.

Según los investigadores, este grupo de ladrones suelen tener equipos especiales de comunicaciones que interceptan la frecuencia policial y de esa manera advierten cuando un patrullero está cerca del lugar. La tecnología obsoleta de la fuerza, fácil de intervenir por las bandas, hace aún más sencillo el trabajo de los asaltantes.