Maricel Bargeri

Pocas situaciones se comparan con el vértigo que supone caminar al borde de uno mismo. Un paso en falso y ya está: una explosión de vulnerabilidad, el comentario incómodo, el bochorno, la mirada ajena y tantos otros espacios comunes y nunca deseados irrumpen.

Por suerte, el humor funciona como una grieta que permite, de a ratos, asomar a ese territorio para destilar tamaña tensión.

En Rococó (Mujeres al filo), el espectáculo en clave de stand up que se presentó el último domingo en el Teatro de Plataforma Lavardén, no es una sino cuatro las chicas que caminan al borde de sí mismas mientras un presentador se vanagloria de su condición de chico en un mundo asimétricamente masculino.

Cada una de ellas asumirá  su barricada y, desde allí, disparará una serie de lecturas tragicómicas que irán contra los prejuicios sociales, la condición femenina, el amor, la maternidad, la amistad, el sexo, las drogas y los hombres (y su submundo).

Bimbo Godoy es, en el enhebrado, la chica de Capital Federal, que vive en un edificio, que sabe poco y nada del Conurbano y que es capaz de establecer diálogos con su “culo”.

María Carámbula, debutante en el género, asume su maldad (envidia incluida) y confiesa pensamientos horribles para con el resto de la personas.

Maju Lozano es “la separada” que recorre todas las instancias que habilita una ruptura amorosa en una sociedad donde no es bueno que la mujer esté mal y sola.

En el cierre del cuarteto de monólogos, Natalia Carulias asume las vivencias de una madre primeriza y reciente: desde lo perverso de las canciones infantiles hasta lo oprobioso de los diminutivos.

Y si bien el espectáculo se sostiene durante algo más de una hora y media, vale destacar que tanto Godoy como Carulias –una de las pioneras del stand up en el país– entienden el reparto de gestos, ideas y silencios que supone el speech con otra jerarquía

Diego Reinhold, en tanto, fue el presentador que introduce, anuda y cierra el show con intervenciones que van desde pequeños monólogos a coreografías, canciones, gags, alusiones a su sexualidad y contados intercambios con el público.

Risas, gritos, aplausos repetidos en las intervenciones y parte de la platea de pie completaron una noche a sala llena.

Dirección: Enrique Federman
Producción general: 15 músculos