Hoy es un viernes muy especial. Un día en celeste y blanco, con mucha expectativa, emoción y tensión. Eso comenzó a verse desde bien temprano en las calles de todo el país. En Rosario, por caso, era una postal diferente ver a la gente llegar a trabajar con gorritos o banderas sobre el saco y la corbata. O los taxistas conducir con la camiseta puesta. Y ni hablar de los chicos que iban a las escuelas. Hace 16 años que el equipo albiceleste no llega a una instancia tan importante y seguramente eso motivará a que el país se detenga durante varias horas. En los bares y restaurantes, que seguramente estarán a pleno, todo estaba preparado. Y eran muchos los que apuraban el paso de sus actividades para cortar al mediodía y ya no volver. Porque si hay triunfo será por la fiesta y si hay derrota por depresión, volver al trabajo será difícil. Pero gracias a Dios es viernes