La Justicia rusa rebajó este miércoles de piratería a vandalismo la acusación contra los tripulantes del rompehielos de Greenpeace "Arctic Sunrise", detenidos por protestar contra la explotación del Ártico ruso, entre ellos dos argentinos. Para la organización ecologista “no hay nada que festejar” y exige la liberación de los activistas, sobre quienes podrían pesar ahora hasta siete años de cárcel.
"La actuación de los imputados en el caso penal ha sido recalificada en base al artículo sobre vandalismo", dijo Vladímir Markin, portavoz del Comité de Instrucción de Rusia, a las agencias locales.
Los 30 tripulantes del buque de Greenpeace, cuya liberación ha sido demandada insistentemente por sus países de origen, se encuentran encarcelados desde hace un mes en el puerto septentrional de Múrmansk.
El cargo de piratería, que había sido calificado de absurdo por Greenpeace, es castigado en Rusia con 15 años de cárcel, mientras que el de vandalismo puede suponer una pena de prisión de hasta 7 años.
Como ejemplo, las dos integrantes del grupo punk ruso Pussy Riot fueron condenadas en 2012 a dos años de cárcel por el cargo de vandalismo motivado por odio religioso, remarca la agencia EFE.
Pocos días después del apresamiento del "Arctic Sunrise", el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que sus tripulantes "por supuesto, no son piratas, pero, de hecho, intentaban asaltar la plataforma" Prirazlómnaya del gigante energético ruso Gazprom.
Los tripulantes proceden de Rusia, EE.UU., Argentina, Reino Unido, Canadá, Italia, Ucrania, Nueva Zelanda, Holanda, Dinamarca, Australia, Brasil, República Checa, Polonia, Turquía, Finlandia, Suecia y Francia.
Los argentinos son Camila Speziale, que vive en el barrio porteño de Caballito, tiene 21 años, estudia fotografía y hace cuatro años es voluntaria de Greenpeace. El otro es Hernán Pérez, que integra el equipo de Greenpeace Internacional.
“Nos siguen acusando de un delito que no cometimos”
Por su parte, Greenpeace se manifestó luego de la decisión de rebajar los cargos y continúa proclamando la inocencia de los imputados. “No hay nada que festejar, nos siguen acusando penalmente de un delito que no cometimos”, declaró Martín Prieto, Director Ejecutivo de la entidad en la Argentina.
Esta nueva imputación está definida en el artículo 213 del código penal ruso, como “alteración del orden público que manifiesta una clara falta de respeto a la sociedad”.
"Rechazamos estos cargos, que siguen siendo desproporcionados. Estos activistas son hombres y mujeres valientes que fueron al Ártico armados con nada más que el deseo de denunciar las actividades de una empresa temeraria. Deberían estar hoy con sus familias, no en una prisión en Murmansk”, dijo Vladimir Chuprov, de Greenpeace Rusia.
Los activistas fueron detenidos el pasado 19 de septiembre por la Guardia Costera Rusa, al intentar “denunciar de manera pacífica el crimen ambiental que la empresa energética Gazprom pretende cometer al explorar en el Ártico en busca de petróleo”, dice Greenpeace.
Hasta el momento, más de un millón seiscientas mil personas en el mundo firmaron la petición en internet para que los activistas sean liberados. Todos se encuentran en prisión preventiva en Múrmansk hasta el 24 de noviembre.
Gazprom asegura que la protesta de Greenpeace no impedirá que las labores de extracción en la plataforma flotante comiencen a finales de este año, tras lo cual espera convertirse en la primera compañía que comercializa crudo extraído del Ártico.
El momento de la detención