La cifra de muertos en el devastador incendio en un local nocturno de la ciudad rusa de Perm ascendió a 112, después de que tres de los heridos fallecieran, dijo hoy un portavoz de los equipos de rescate.

El sábado, más de 80 de los cerca de 130 heridos de Perm fueron trasladados en avión a clínicas especializadas en Moscú y San Petersburgo. Según el ministro de Protección Civil, Serguei Shoigu, muchos de los heridos tienen pocas posibilidades de sobrevivir debido a la gravedad de las quemaduras. Es por ello que la cifra de fallecidos podría seguir aumentando con el paso de las horas.

El presidente del Parlamento Boris Gryslov anunció en Moscú que presentará un proyecto para cambiar la legislación, de forma que los clubes nocturnos como el de Perm cuenten en el futuro con más salidas de emergencia y que estén mejor equipados contras los incendios.

El fuego, que se desató en la noche del viernes al sábado, fue provocado por unos fuegos artificiales que había en el local y que incendiaron el techo. Entre los asistentes al local cundió el pánico al intentar huir de las llamas y muchas personas fallecieron aplastadas.

Testigos dijeron que las chispas de los petardos prendieron fuego los revestimientos de mimbre de las paredes y el techo del club, y que se desató una estampida cuando más de 200 personas corrieron hacia la única salida del local.

“Fue monstruoso, gente muy joven murió ahí, el futuro de Rusia”, dijo Sergei Prokofiev, un estudiante de 18 años y hermanastro de una de las víctimas.

La policía detuvo a cinco sospechosos a los que corresponsabiliza del infierno. Vladimir Markin, portavoz de la Comisión Investigadora de la Fiscalía General de Rusia, dijo a la agencia de noticias Interfax que se había abierto un caso criminal sobre la causa del incendio. “Esto no es un asesinato premeditado, pero no disminuye la gravedad del crimen”, sostuvo el presidente ruso, Vladimir Medvedev.

Mientras tanto, residentes de Perm se reunieron en una fría mañana siberiana en la morgue de la ciudad para identificar a sus familiares, y expresaron su enojo por los bajos niveles de seguridad.

Unas tres decenas de personas se pararon en la nieve afuera de la morgue, mientras que una pequeña multitud dejó flores y velas al amanecer cerca del club nocturno Lame Horse.

Los dolientes organizaron un servicio funerario que durará todo el día en la catedral de la ciudad industrial de Perm, situada a 1.150 kilómetros al noreste de Moscú.