Según una investigación europea, se duplicaron en los últimos diez años los casos de niños y jóvenes afectados por “alergias alimentarias”.

La alergia alimentaria forma parte de lo que se denomina alergia general o atopia; pero tiene como principal particularidad el hecho de que la proteína, es decir el alergeno, ingresa al organismo por vía oral y pasa a través del tubo digestivo.

Aunque no es una patología hereditaria, es muy raro que un paciente alérgico no cuente con antecedentes familiares directos de la enfermedad.

En Europa, la población infantil suele verse más afectada por el huevo y las nueces; mientras que en los adultos los principales problemas provienen de las frutas, las verduras y también las nueces. Asimismo, debido a la alta presencia de pescado en la dieta mediterránea, los españoles suelen verse afectados por la alergia a los mariscos.

"Más allá de que aún se desconocen los factores que favorecen el aumento de casos, desde la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) queremos concientizar a la población respecto del riesgo que representan las alergias alimentarias. Es por eso que lanzamos una campaña informativa sobre este tema", asumieron los responsables de la EAACI.

En el marco de esta iniciativa, los miembros de la EAACI distinguieron las alergias de las intolerancias alimentarias. "Las intolerancias alimentarias no están relacionadas directamente con el sistema inmunitario y, por lo tanto, no pueden medirse con pruebas para alergias. La intolerancia a la lactosa, por ejemplo, es fruto de una hipersensibilidad no alérgica, del mismo modo que las reacciones a los aditivos de los alimentos son en su mayoría no alérgicas. Es por eso que, en general, los síntomas de hipersensibilidades no alérgicas son más leves y no representan una amenaza", admitieron.

El doctor Gustavo Marino, jefe del servicio de Alergia e Inmunología y especialista a cargo de Alergia e Inmunología infantil del Hospital Universitario Austral (HUA), y uno de los principales impulsores, año a año, del Congreso Nacional de Pacientes con Alergia Alimentaria, sostiene que “en principio, tenemos que decir que siempre se habla sobre la alergia como una enfermedad psicosomática cuando en realidad no existe evidencia que pruebe que esto es cierto. Si, en cambio, contamos con evidencia sobre diversos procesos orgánicos que intervienen en el desarrollo y curso de la enfermedad", aclaró el especialista.

En este sentido, según el doctor Marino, es vital hacer hincapié en aquellas sustancias o procesos que pueden desencadenar un cuadro de alergia, más precisamente de alergia alimentaria -que no es otra cosa que una reacción exagerada del organismo frente a la presencia de un alimento, un ingrediente o un condimento que es rechazado- para evitarlos en la dieta diaria.

"Entre los alimentos, en nuestra población, los más perjudiciales son la soja, el trigo, el huevo y el maíz. Una vez que éstos se conocen hay que trabajar para evitar ingerirlos, ya sea de manera directa o bien ´ocultos´ en preparaciones (es decir como ingredientes)", agregó el especialista.

"También integran la lista de los alimentos peligrosos los frutos secos: almendras, maní y avellanas ingeridas directamente o en postres y helados; las frutas como el melón o el kiwi ya sea consumidas ´de la verdulería´ o en postres y licuados; y los mariscos o pescados en pastas o ensaladas", añadió el doctor Ricardo Zwiener, médico alergista, miembro de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología.

"Cada caso es diferente, con lo cual hay que ir evaluando al paciente y viendo qué le resulta y qué no", refirió el doctor César Martín Bózzola, especialista en Alergia e Inmunología Pediátrica, integrante del sitio web especializado Alergia Alimentaria.

Fuente: Pro Salud News