La primera dama de Estados Unidos Michelle Obama tiene talentos ocultos. Y demostró uno de ellos ante el público, en el jardín de la Casa Blanca: mover su cadera al ritmo del ula ula, el aro gigante de plástico.

¿Dónde demostró Michelle sus habilitades? Unos 60 niños de colegios del área metropolitana de Washington escucharon los consejos nutricionales de la primera dama en el jardín de la Casa Blanca, donde se organizó la "Feria de los Niños Saludables" con la ayuda de organizaciones alimentarias y chefs de renombre. En ese marco, pidió a los chicos que ayuden a sus padres a elaborar una dieta "sana, variada y rica" como "única forma" de frenar la tendencia a la obesidad de uno de cada tres pequeños del país.

Además de probar refinadas recetas elaboradas con frutas y hortalizas, la primera dama se puso seria y pidió a los pequeños que "ayuden a sus padres con las difíciles decisiones sobre qué comer", y que no pongan mala cara cada vez que les sirven verdura.

Michelle subrayó que no sólo hay que comer sano por la salud, sino también "porque sabe bien", aunque reconoció que entiende que a muchos niños se les haga la boca agua cuando piensan en la comida rápida.

"No hay nada que a la primera familia le guste más que una buena hamburguesa", reconoció. "Y, ¿sabéis cuál es mi comida favorita en el mundo entero? Las patatas fritas. Me encantan. Las comería todos los días. Las patatas fritas y yo nos entendemos muy bien", bromeó.

Pero ese tipo de comidas no deben dejar de ser un "complemento ocasional" a una dieta en la que predominen "los alimentos correctos", algo que, aseguró, ella entendió desde muy pequeña.

"En mi casa, la comida rápida era un lujo. Si al final del año habíamos sacado buenas notas, tomábamos pizza como recompensa. Y no siempre comíamos postre. Mi madre siempre repetía: el postre no es un derecho, es una capricho ocasional", recordó.

La experiencia del secretario de Agricultura, Tom Vilsack, que acompañó a la primera dama en el acto, fue algo diferente. "Yo crecí pensando que las galletas y los pasteles eran comidas de diario, y no me di cuenta hasta mucho más tarde de que son las frutas y verduras las que hay que tomar cada día, las que dan fuerza para rendir bien en el colegio", afirmó.

De la mano de los prestigiosos cocineros Koren Grieveson, Todd y Ellen Gray, y de la nutricionista Ellie Krieger, los niños ayudaron a cocinar varios ejemplos de lo que la primera dama entiende por "comer sano".