Como pasó en Austria Natascha Kampusch, Elisabeth Shoaf fue secuestrada cuando iba camino al colegio, en Carolina del Sur, estados Unidos.

El captor la escondió en un lugar especialmente acondicionado para personas secuestradas.

Elisabeth corrió mejor suerte que Natascha. No debió enfrentar el horror de del cautiverio durante tantos años. Un mensaje de móvil que consiguió enviar a su madre desde el teléfono de su secuestrador le permitió a la policía liberarla a los 11 días de cautiverio.

La señal de teléfono facilitó a los agentes la tarea de encontrar el punto exacto desde donde había sido transmitida, a menos de dos kilómetros de su casa en Lugoff, Carolina del Sur (Estados Unidos). Allí, en una especie de búnker de cinco metros de altura, cavado en una colina boscosa, encontraron a Elisabeth, de 14 años, secuestrada por un hombre que se había hecho pasar por policía.

El agujero tenía una estufa de camping, un baño rudimentario y estantes hechos con ramas y lona. Estaba muy bien camuflado y hubiera sido casi imposible de encontrar de no ser por el mensaje. En la puerta, el secuestrador había construido una trampa con granadas caseras, según publica El País en su edición digital.

Horas después del rescate, la policía logró detener al titular del teléfono, Vinson Filyaw, de 36 años. Este portero en paro llevaba un arma de bolas y un cuchillo de caza. Está acusado de secuestro y abuso sexual a una menor de 12 años.