Y dicen que los números son fríos. La polémica por el manejo de los índices económicos del país arrojó un nuevo capítulo luego de que, primero trascendió que la inflación oficial de enero era del 1,05 por ciento, pero después la agencia oficial de noticias Télam lo afinó: 1,10 por ciento. Más allá de las diferencias, el aumento del costo de vida sería así la mitad de lo que se había adelantado de manera extraoficial cuando el gobierno nacional desplazó de su cargo a la directora del área que mide el Índice de Precios al Consumidor (IPC), Graciela Bevacqua.

Este martes a la mañana el ministro del Interior, Aníbal Fernández, salió a defender el índice difundido. El funcionario sostuvo  que "existe un acta de escribano que demuestra que la elaboración del índice no es subjetiva, sino muy objetiva".

"El índice es el índice, no tiene subjetividades, es objetivo. Hay un índice que se publica todos los meses y es exactamente igual al que se publicó. Para eso hay un escribano y los responsables pusieron el gancho en ese índice porque correspondía que fuera, no porque el gobierno los obligó", señaló en declaraciones radiales.

Según los números, que no se difundieron en el acto oficial que estaba previsto a las 16 de ayer sino que trascendieron a través de la prensa, el costo de vida fue impulsado por el turismo, además de subas puntuales en taxis, prepagas y cigarrillos. Los costos mayoristas crecieron 0,3 por ciento en ese mes.

"El Índice de Precios al Consumidor (IPC) creció 1,1 por ciento en enero último, informó esta tarde en el Ministerio de Economía el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El costo de vida de enero de 2006 había sido de 1,3 por ciento, es decir, un 0,2 por ciento superior al de 2007", se limitó a publicar el portal de noticias de Télam media hora más tarde que la aproximación de 0,05 puntos menos que hicieron otros medios nacionales.

Según el informe oficial, la inflación estuvo impulsada por los rubros Alimentos y Bebidas (1,9 por ciento), Esparcimiento (sobre todo por el turismo, fue de 1,8 por ciento) y Atención médica y gastos para la salud (1,5). Este fue el rubro que desató el conflicto entre el gobierno y los técnicos del Indec, ya que Bevacqua, al funcionaria desplazada, quería computar el 22 por ciento de aumento de las prepagas, pero el gobierno pretendía que se computara sólo la suba del 2 por ciento.

Por su parte, la delegada de los trabajadores Nelly Turlione en la puerta del edificio del Indec aseguró: “Vamos a cotejar los números con nuestros compañeros”. La frase, que graficó la desconfianza generalizada por el manejo de las estadísticas por parte del gobierno nacional, fue leída como una suerte de amenaza a la gestión kirchnerista, que había acusado a algunos empleados de moverse como una "mafia".

La mujer, sin embargo, aclaró que “esto no es una denuncia, nosotros no tenemos los números y no decimos que estén fraguados”, pero insistió: “Algo raro hay. Se iba a anunciar a las 16 y no se hizo y el director del Indec no está”.