Producción multimedia: Ezequiel Clerici.

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El aviso publicado en Internet pertenece a Vero. La gran red es, como en muchas otras cuestiones, el canal por excelencia para ofrecer y consumir prostitución hoy en día. No es el único cambio en el paisaje prostibulario. Desde que el Concejo eliminó en 2013 el rubro cabarets y whiskerías de la ordenanza de espectáculos públicos, se registra un auge de los “privados”, es decir, de departamentos en donde se practica sexo a cambio de dinero.

Fuentes oficiales estimaron que hay 400 en la ciudad. Esta realidad, según coincidieron los especialistas consultados por Rosario3.com, genera nuevas condiciones en el ejercicio al tiempo que encubre el delito de proxenetismo y lo vuelve más difícil de investigar.

Departamentos aquí y allá

Sin la posibilidad legal de habilitar cabarets, la prostitución se concreta en departamentos privados en los que quienes ofrecen servicios sexuales se encuentran con los clientes y concretan un acuerdo económico. Tanto reglamentaristas (quienes bregan porque la prostitución sea reglamentada) como abolicionistas coincidieron en esto y lo vincularon, paradójicamente, a la normativa. “A partir de que quedó sin efecto la habilitación de locales, floreció la atomización, es decir, hay más lugares y están más ocultos. Lo que más se ve son departamentos y casas, ya no tanto el local con el cartel aunque sí en locales habilitados para otros fines; pero son los menos”, indicó el fiscal Matías Ocáriz, de la Unidad Fiscal Especial de Delitos Sexuales del Ministerio Público de la Acusación.

Para la concejala María Eugenia Schmuck, impulsora de la ordenanza, hay muchos privados. “Hay cada vez más, en San Luis y Maipú, zona de Pichincha, microcentro, y en edificios por Pellegrini. No tenemos un registro –admitió–, pero la prostitución se ejerce en todas partes”, destacó. Lo mismo remarcó la diputada Alicia Gutiérrez, autora del proyecto de ley provincial sobre la prohibición de prostíbulos en todo el territorio provincial que duerme en el Senado: “Hay muchos departamentos rentados, son allanados pero luego vuelven a abrir”, confió.

Parado en la vereda abolicionista al considerar a la prostitución como una forma de violencia y explotación hacia las mujeres más vulnerables, Martín Illia, abogado de la Fundación María de los Ángeles, también observó: “El cierre de locales habilitados tiene su correlato en los privados. Así, la prostitución sale de la esfera pública y se mantiene en la privada”.

De acuerdo a los testimonios recogidos, existen casos en los que el alquiler del inmueble es directo y en otros, el contrato lo hace una persona que luego le cobra a quien ofrece sexo un monto determinado por el uso del espacio. Para Schmuck, ésta es una nueva manera de ejercer proxenetismo, una modalidad novedosa que se arraigó en la ciudad y que tiene sus propias particularidades.

Proxenetismo en Rosario

“Entendemos que el proxenetismo se ejerce, hay muchos privados, aunque también hay chicas que están allí por cuenta propia lo cual es legal si no existe el regenteo”, observó la edila radical. “Tuvimos casos de chicas que pagan alquiler por piezas en una especie de proxenetismo solapado. Sabemos que deben pagar piezas en malas condiciones como si se tratara de habitaciones en un hotel 5 estrellas. Les cobran fortunas cuando podrían ejercer por su cuenta”, indicó en ese sentido.

El fiscal Ocáriz informó que en lo que va del año recibieron 68 denuncias anónimas a través del 145 del Ministerio de Seguridad. “Nos encontramos con lugares donde no hay explotación sino un grupo de mujeres organizadas en cooperativas que alquilan departamentos y prestan servicios sexuales. Esto es común, no siempre aparecen proxenetas”, señaló y deslizó que no es un delito característico de la ciudad, aunque subrayó la importancia fundamental de investigar cada una de las denuncias, a pesar de que luego resulten negativas.

En ese sentido, valoró el trabajo efectuado en cada caso, en colaboración con la Secretaría de Delitos Complejos provincial. “A veces logramos evidencia suficiente, en la gran mayoría de los casos reunimos información de calidad. A veces hay explotación, a veces no. Llevan mucho tiempo las investigaciones porque son complicadas. Son delitos difíciles de probar”, apuntó. Es que la explotación sexual requiere de víctimas que, muchas veces, no se sienten o reconocen como tales,o bien tienen en la prostitución su medio de vida que ven amenazado ante la intervención judicial.

Hace dos años Julián Fernández, integrante del Movimiento Evita de Rosario, se acercó a la actividad, sobre todo la callejera, rompiendo el hielo con “las chicas” a través de la entrega de preservativos. Convencido de que la prostitución es un trabajo que, como tal debe ser reglamentado, y con la mirada puesta en la prostituta como una trabajadora sexual actualmente precarizada y carente de derechos laborales mínimos, manifestó: “Hay proxenetismo en privados y también en locales ilegales, de distinto tipo. Algunos cobran alquileres de 70 pesos por día por una pieza y se queda con un poco de su ganancia. Otros, que le dicen con quién estar y ejercen violencia, muchas veces son sus parejas pero –advirtió– ya no existe un proxenetismo tan visible, está en desuso”.

Las adversidades de hoy y de siempre

Victoria –así se hace llamar– se refiere a sí misma como una “laburante más”. En sus declaraciones a Rosario3.com, planteó una dificultad particular a la hora de prostituirse en privados. “Me muevo de departamento en departamento porque en donde voy los vecinos me sacan”, sostuvo y aseguró: “Hasta intentaron atacarme. Primero fue con carteles que decían que me fuera, luego tirándome señaladores de santitos bajo mi puerta, luego con gritos y por último intentaron golpearme”.

Según precisó, alquilan el inmueble como cualquier otro tipo de contrato de locación. “Están en el mismo edificio con gente normal y eso a los demás inquilinos les molesta”, remarcó.

Para Victoria éste es el mayor inconveniente que hoy debe atravesar para prostituirse. “Vivo de esto con lo justo, no me sobra como me pasaba cuando trabajaba en cabarets pero me siento marginada porque a cada lugar que voy molesto”, observó y remató con enojo: “Al final todo molesta, si estamos adentro de un cabaret, si estamos en un departamento, si estamos en la calle. ¿Dónde carajo quieren que nos metamos?”

Y concluyó: “A los curas violadores no los limpian, a los abogados que se dedican a dejar libres a los asesinos no los limpian, a los empleadores que no blanquean su personal no los limpian. Nos limpian a nosotras. Y cuando sale el tema a la luz, se habla un rato, y luego quedamos en el olvido, desamparadas, discriminadas, y marginadas, como siempre”.

Para una prostituta de la zona de la Terminal de Ómnibus, que debe exponer su cuerpo mucho más para obtener clientes y practica esta actividad de forma más precaria, en inmuebles de dudosa habitabilidad, la policía sigue pidiendo coima para dejarlas hacer aunque de una forma más sútil que en otros tiempos. También se refirió a la alta exposición que tienen ante robos o agresiones ya que los agentes no suelen atender sus llamados.

De zonas y tarifas

Más allá de la denominada vip, concentrada en hoteles y departamentos de lujo, la prostitución toma cuerpo en los márgenes. Tal como puntualizó Iglia, muchas de las personas que realizan esta actividad, son mujeres vulnerables y pobres sin demasiadas opciones para sobrevivir. Otras, como señaló Fernández, logran solventar sus gastos y necesidades económicas con la prostitución y pretenden ser reconocidas y alcanzadas por los derechos laborales.

De su mano a mano con las mujeres y travestis prostitutas, el dirigente del Evita describió: “La prostitución cambia por zonas” y brindó un mapa local de la actividad. En general, el servicio “completo” suele cobrarse 400 pesos y un “oral” 150 pesos en el centro. Sin embargo, estos precios varían y son tan relativos como cantidad de personas que participan de estos intercambios.

Existen zonas marginales donde el trato que se radica entre las partes es casual y el precio casi ínfimo. Estos son los casos en donde se observan mayores condiciones de vulnerabilidad, donde se limitan mucho los cuidados sanitarios y donde quienes ejercen la prostitución están sujetos a múltiples riesgos.

Un caso puntual es el de la llamada cooperativa (no reconocida) de trabajadoras sexuales de la terminal de ómnibus. Según relató una de las integrantes, unas 20 mujeres se dedican a la prostitución en dos casas ubicadas en Santa Fe y Castellanos, cada una se lleva su propio dinero fruto de sus clientes y hace su aporte para abonar el alquiler del inmueble. Sin embargo, cabe destacar, la Justicia entendió que en el lugar podría existir promoción y facilitamiento de la prostitución, delito por el cual procesó a dos mujeres. Según expresa el fallo del Juzgado de Instrucción 12ª, publicado en el diario Rosario12, las imputadas "no solo entrevistaban a las alternadoras (trabajadoras sexuales) antes de ser contratadas, sino que además administraban el lugar, percibiendo de lo cobrado por las mujeres que trabajaban en los locales, por los encuentros sexuales".

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