Gabriel Waisman, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), indicó que "sólo se logra mejorar el grado de control de la hipertensión arterial con programas médicos que incluyan la detección precoz y un tratamiento integral".

Waisman sostuvo que "para eso, hay que tener en cuenta tres pilares que son: cambios en el estilo de vida, medicación adecuada y una educación para la salud".

El médico que es jefe de Servicio de Clínica Médica y de la Sección Hipertensión Arterial del Hospital Italiano de Buenos Aires admitió que "es muy difícil controlar la presión arterial únicamente con cambios en el estilo de vida, ya que es baja la respuesta del paciente a través de estrategias individuales".

La incidencia de la hipertensión aumenta con la edad y las estadísticas médicas, estiman que el 50% de los hombres y el 55% de las mujeres entre 55 y 64 años tienen su presión arterial elevada, es decir superior a los 12 de máxima y siete de mínima.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que la hipertensión afecta aproximadamente a 1.000 millones de personas en el mundo y es una enfermedad de la pared de las arterias. Cuando más alta sea la presión arterial, mayor será la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y enfe rmedad renal. 


La OMS alertó que para 2015 morirán 20 millones de personas por enfermedad cardiovascular, principalmente por infarto y ataque cerebrovascular que son ocasionados por la presión arterial alta.

La hipertensión arterial es asintomática hasta que aparecen las complicaciones, por eso Waisman consideró que "la única manera de evitar el subdiagnóstico es la toma sistemática y periódica de la presión arterial". "Desde la infancia debe medírsela sobre todo en la población en la que existen antecedentes en la familia", puntualizó.

Un buen control de la presión arterial está asociado a una disminución del 50% en la incidencia del ataque cerebrovascular y de la insuficiencia cardíaca y de un 25% en el riesgo de infarto.

Alberto Villamil, jefe de Hipertensión Arterial del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, destacó que el uso de genéricos como aliskiren "suelen ser efectivos para el control de la hipertensión, empleados de manera sola o con diuréticos".

Villamil agregó que "están en pleno desarrollo estudios a largo plazo con el objetivo de determinar los beneficios de esa droga en la reducción de eventos cardiovasculares fatales, tanto en pacientes coronarios como en diabéticos con daño renal o post infarto".

Entre las consecuencias más graves de la hipertensión arterial se encuentran daños al cerebro como el accidente cerebrovascular (ACV), hemiplejia y demencia vascular y daños al corazón como la insuficiencia cardíaca y la enfermedad coronaria, que puede provocar infarto de miocardio.

También, la presión arterial alta puede dañar al riñón ocasionando una insuficiencia renal progresiva que puede llevar al paciente a la necesidad de diálisis y trasplante, principalmente en los diabéticos. Además, puede afectar a la retina y ocasionar eventos cardiovasculares cuando hay coágulos que obstruyen las arterias.

Fuente: Télam