El Servicio Penitenciario apuesta a los perros para mejorar las requisas a presos, visitas e incluso guardiacárceles, tras las denuncias que señalan que internos tienen celulares que ingresan de forma clandestina a las unidades. El secretario del área a nivel provincial, Pablo Cococcioni, afirmó que esta semana se sumó una sección de canes como nuevo mecanismo de control para reemplazar a los métodos tactiles, que están limitados por ley.

“Hace un mes veníamos capacitando personal en Córdoba en adiestramiento y guía de canes y en esta semana recién hemos podido crear la sección canes para detección de drogas y otras sustancias durante las visitas”, aseguró el secretario de Asuntos Penitenciarios.

Cococcioni dijo en el programa De 12 a 14 (El Tres) que se trata de “procesos que hay que ir construyéndolos porque hay límites legales, ya que el Estado argentino tiene una condena internacional por realizar inspecciones vaginales a la visitas femeninas”.

El funcionario provincial reconoció que “los mecanismos de control tienen algún grado de limitación” y por lo tanto se buscan alternativas. “Estamos en medio de una sustitución por medio no tactiles. Canes es una de las opciones, están también otros proyectos como los bloqueadores, pero eso es discutible”, agregó.

“Ciertos márgenes de clandestinidad existen y tratamos de evitarlos. El uso del celular implica una sanción y baja de conducta. Se hacen requisas en pabellones, a los visitantes y al personal, a la entrada y la salida. Hubo casos puntuales (que se detectaron irregularidades) con los empleados y se realizaron sumarios administrativos para encontrar las responsabilidades”, dijo el secretario provincial, quien aclaró que los controles a los agentes del servicios penitenciario lo hacen “con empleados de otras unidades o servicios de un grupo especial”.

El funcionario también se refirió a la denuncia que realizó en Radio 2 un preso desde la Unidad Regional II, que dijo hablar desde un celular y afirmó que los guardiacárceles ofrecen esos aparatos por 200 pesos o incluso a cambio de zapatillas.

Cococcioni puso en duda que el llamado del interno haya sido hecho desde un celular y en un cruce con el periodista Sergio Roulier (De 12 a 14) pidió no “apuntar indiscriminadamente” contra “los
4200 empleados penitenciarios que desarrollan su labor honestamente”. Sí, reconoció, que “puede ser verdad que los mecanismos de control no son 100 por ciento efectivos”.

La denuncia

El martes se conoció que el diputado provincial Héctor Acuña presentó un pedido de informes para que el Poder Ejecutivo confirme si los internos de los institutos carcelarios de la provincia están autorizados a tener celulares y, si es así, quién es la persona encargada de otorgar tal autorización. Sostuvo que por estos días, utilizan celulares "con absoluta tranquilidad e impunidad". Y disparó: "Si un guardiacárcel hace la vista gorda es porque alguien le dice".

En diálogo con el programa Radiópolis (Radio 2), el secretario Coccioni sostuvo: “Se puede tener un teléfono pero si se lo encuentran se le baja la calificación de conducta a causa de la sanción que recibe” y agregó: “Los celulares están prohibidos y su tenencia constituye una infracción disciplinaria”. Sin embargo, admitió que existe “viveza criolla” y “siempre hay ingeniosos métodos para ingresarlos”.

Minutos después que desde el Servicio Penitenciario aseguraran en Radio 2 que los reclusos que cuentan con ese sistema de comunicación son sancionados, un preso de la Unidad III –la cárcel de Zeballos y Ricchieri– se comunicó con la emisora desde su teléfono móvil para contar cómo se vive intramuros. Incluso, en medio de la charla con el periodista Roberto Caferra, se escuchó cómo un celador se acercaba a la celda sin hacerle observación alguna por el uso del teléfono.

Luis contó que está detenido desde hace un año y ocho meses en esa cárcel, por haber protagonizado repetidos robos a mano armada. Y detalló que, desde hace tiempo, en su celda tiene un teléfono móvil para comunicarse.