Pablo Gavira

Sin lugar a dudas, el golpe del no ascenso de Rosario Central la pasada temporada sigue calando hondo en la gente y los jugadores. Y uno de los que estuvo en el ojo de la tormenta por sus reiteradas lesiones durante el torneo anterior fue Leonardo Talamonti, quien volvió al club tras muchos años en Europa y no pudo jugar todo lo que hubiese querido por los problemas físicos. Y el Oveja habló y se sinceró: “Pensé en dejar el fútbol en esa semana de receso, no quería seguir más”.

Durante toda la charla, el ex Atalanta y River, entre otros, se mostró muy dolido por algunas de las menciones que recibió tras la seguidilla de lesiones que lo quejó durante el primer semestre del año. “La pasé muy mal, hace un año que no voy al shopping ni a cenar en Rosario”, aseguró el marcador central. Y continuando con el tema, el oriundo de Álvarez manifestó con seguridad: “No me interesa el contrato, si hubiese querido venir por el dinero, me quedaba en Italia”.

Por otra parte, el Oveja fue duro con aquellos que aseguran que “está de vuelta”, como se dice habitualmente en la jerga futbolera. “Vine a dar una mano y a jugar, ahora me estoy sintiendo bien como hace tiempo no me pasaba, el sábado (en el amistoso frente a Los Andes) hice un gran partido”, analizó el experimentado defensor. Y en cuanto a esta temporada, que se viene, Leo dijo: “Lo tomo como una revancha interna. Sé lo que doy y quiero estar ahí, necesito jugar”.

En cuanto a su relación con Miguel Ángel Russo, actual técnico del equipo, manifestó: “Él me conoce mucho, siempre que estuvo en otro club me llamó para ver si podía ir. Hablé con Miguel el primer día de entrenamiento para ver qué iba a ser de mí”. Y sobre la respuesta del entrenador, ahondó: “Me habló para ayudarme y que me ponga a entrenar. La titularidad o no es algo que depende de mí”.

Por último, y volviendo a las críticas recibidas, Talamonti aseguró que “es normal en el fútbol que se digan cosas así”, pero reiteró con dureza: “No estoy de vuelta. Me siento joven y por eso volví de Italia. Hay que ser buena leche, resigné un año y medio de contrato allá”. Y cerró: “Si sentía que no podía jugar, no volvía a pasar vergüenza”.