Al menos 22 personas han muerto al quedar atrapadas en un avión de pasajeros que se incendió cuando aterrizaba en el aeropuerto de Yogyakarta, en Java Oriental, según fuentes aeroportuarias.

Según la fuente, en el avión viajaban 133 pasajeros más 7 miembros de la tripulación.

El aparato es un Boeing 737-400 perteneciente a la compañía estatal Garuda, con número de vuelo GA200 y que cubría la ruta entre la capital indonesia, Yakarta, y la ciudad de Yogyiakarta, en Java Oriental.

Docenas de personas resultaron heridas en el accidente y tuvieron que ser atendidas en un primer momento en el mismo aeropuerto por los equipos de rescate, pero poco a poco están siendo trasladadas a los hospitales cercanos.

Cerca de medio centenar de pasajeros fueron atendidos en el hospital Harjo Lukito, y otros doce en el de Bethesda, la mayoría de los cuales presentan contusiones y quemaduras.

Entre los pasajeros del avión se encontraban varios funcionarios de alto rango, incluido el ex ministro de Defensa indonesio K.H. Abdurrahman Wahid.

El primer ministro australiano, John Howard, confirmó que al menos diez ciudadanos australianos viajaban en el avión, entre los que se encontraban varios empleados del Ministerio de Exteriores australiano, dos de ellos agentes de la Policía Federal Australiana, así como cinco periodistas.

Se trata de funcionarios australianos que habían participado los últimos dos días en una cumbre antiterrorista celebrada en Yakarta y los reporteros que cubrieron el evento.

En el encuentro participó el ministro de Exteriores australiano, Alexander Downer, quien hoy viajó en un avión diferente para trasladarse a Yogyakarta.

El jefe de operaciones del aeropuerto, Gatot, indicó a la cadena de radio Elshinta que "todavía no podemos explicar exactamente cuáles fueron las causas técnicas del accidente", aunque afirmó que el avión estalló de repente en llamas que se extendieron por su base.

Testigos presenciales detallaron a los medios que las llamas se originaron en una de las ruedas del Boeing nada más tocar tierra y se propagaron con rapidez por la base del aparato, que ha quedado convertido en un amasijo de hierros.

Tras prender en llamas, el avión siguió rodando y se salió de la pista de aterrizaje, entrando en un campo de arroz próximo al aeropuerto.

Al parecer los dos motores del avión se desprendieron durante el incidente y quedaron a unos 25 metros de distancia del lugar donde finalmente se detuvo el aparato.


Este es el último de una serie de accidentes aéreos ocurridos en los últimos meses en Indonesia, el más grave de ellos registrado el pasado mes de enero, cuando un avión de la compañía de bajo coste Adam Air cayó al mar a la altura de las islas Célebes causando la muerte de las 102 personas que iban a bordo.