Los resultados obtenidos en la fecha 17 fueron los definitorios para que los leprosos y canallas se queden en la primera división. Pero sufrieron más de la cuenta. Esfuerzos que se sumaban semana tras semana, cansancio por las presiones, lesionados, hicieron que el rendimiento bajara en las últimas jornadas.

Se hablaba de un Central complicado y de un Newell´s que se ilusionaba –los números así lo indicaban- con ingresar a las copas.

Aunque el fútbol tiene esas cosas que hacen emocionante al deporte en sí, que hasta último momento no se puede destapar el champagne, sobre todo lo que no se puede es relajarse.

Al transitar un poco más de la mitad del certamen la historia se dio vuelta, Central comenzó de a poco –gracias a Madelón– a creer en sí mismo y fue sacando puntos y se despegó de la cola de perro. Y Newell´s empezó a cambiar la imagen sólida y se opacó el ciclo Carusso.

Desde la fecha 13 ya se escuchaban las versiones que los técnicos no continuarían y a medida que transcurrían los fines de semana el termómetro –llámese resultados– futbolero iba diciendo qué pasaría en el futuro con los DT.

Analizando en profundidad, las campañas fueron buenas. Dos equipos que no sabían cómo les iría en el certamen local, ahora ya salvados, cumplieron los objetivos.

Cabe destacar que los planteles eran cortos, que les faltaba jerarquía y que a muchos jugadores les faltaba rodaje de primera división.

Ahora se habla si los técnicos pueden continuar o no en la próxima temporada, pero cuando se los contrataron para afrontar el duro momento no se dudó ni un instante si tenían condiciones para este trabajo.

Ambos hicieron lo que tenían que hacer. Madelón y el ex mediático Carusso consiguieron con trabajo y poca materia prima dejar a sus respectivos equipos en la elite del fútbol argentino.

Esta semana será el tiempo de sentarse a conversar con firmeza y seriedad. Dirigentes y técnicos por el bien de las instituciones.

En Newell´s Carusso continuará si se van algunos jugadores y en Central los popes todavía no decidieron.
Esperemos que esto no sea para ninguna de las partes un triunfo a lo Pirro, donde el vencedor tiene más daño que el vencido.