El primer ministro japonés, Shinzo Abe, resistió hoy las crecientes presiones para que dimita tras perder el control del Senado a causa de una rotunda derrota electoral de su partido, que recae en gran parte sobre sus hombros.

La confusión recorría hoy los círculos políticos japoneses ante lo inédito de la situación derivada de los comicios parciales de ayer a la Cámara Alta: por primera vez el Partido Liberal Demócrata (PLD), prácticamente hegemónico en Japón, no controla el Senado y la gobernabilidad está en entredicho.

Abe pretende capear el temporal con el anuncio de una remodelación del Gobierno y cambios en la ejecutiva de su partido, pero el ganador de los comicios, el Partido Democrático (PD), lo va a presionar para que disuelva la Cámara Baja antes del plazo previsto de dos años.

Japón celebró ayer elecciones para renovar la mitad del Senado (121 de 242 escaños), donde por primera vez desde su creación en 1955 el PLD cedió el control a la oposición. El batacazo del partido gubernamental en Japón fue mayúsculo –37 escaños frente a 60 del PD– aunque, de momento, el primer ministro, que suma sólo el 30 por ciento del apoyo popular, ha descartado dimitir.

El PLD lo refrendó hoy en el puesto al igual que su socio en la coalición gubernamental, el Nuevo Komeito, aunque muchos analistas destacan que la supervivencia de Shinzo Abe se debe más bien a que no tiene sustituto a la vista.

Varios periódicos, como el Asahi Shimbun, el Nikkei y el Mainichi, consideran hoy prácticamente imposible que Abe siga de jefe de Gobierno y le pidieron que renuncie o convoque elecciones anticipadas.

"Incluso dentro del PLD crecen las voces que piden que el primer ministro asuma la responsabilidad y no creemos que, si sigue en el cargo, vaya a ser aceptado sin crítica (...) Debería abandonar el puesto de primer ministro de forma elegante", escribe el progresista Asahi en un editorial.

El Mainichi, por su parte, considera que "es claramente evidente que el primer ministro tiene la responsabilidad política y no creemos que su permanencia esté en consonancia con el deseo del público".

Pero, como ya hizo ayer tras saber que entregaba 27 escaños al PD, Abe reafirmó hoy su decisión de seguir aplicando su programa de reformas y rechazó convocar comicios a la Cámara Baja, donde la coalición gubernamental suma dos tercios de los asientos.

"Es mi responsabilidad continuar con mi misión para construir una nación y en apoyo de las reformas", dijo en rueda de prensa un político que ha buscado un mayor protagonismo internacional para Japón y la modificación de la Constitución pacifista del país.

Shinzo Abe se comprometió a remodelar su Gobierno mientras de momento sólo ha dimitido el secretario general del PLD, Hidenao Nakagawa, tras asumir su responsabilidad por los pobrísimos resultados de su partido.

Según informó la agencia local Kyodo, Abe atribuye los malos resultados al fiasco de las pensiones y a los escándalos sobre fondos públicos en los que se vieron involucrados varios de sus ministros.

El golpe más serio recibido por el primer ministro japonés en sus apenas diez meses de mandato se produjo en julio cuando saltó a la luz pública que la Administración había perdido el registro de las aportaciones de 50 millones de contribuyentes, que podrían quedarse sin recibir sus pensiones.

Desde que llegó al poder en septiembre, Shinzo Abe ha tenido que reemplazar a los titulares de tres de sus 17 ministerios, uno de ellos, el de Agricultura, tras suicidarse cuando se le investigaba por corrupción.

Desde que el pasado 26 de septiembre fue designado por el Parlamento primer ministro tras ser elegido por su predecesor, Junichiro Koizumi, la popularidad del actual jefe del Gobierno japonés ha caído además del 70 por ciento al 30 por ciento actual.

Fuente: EFE