Un 30 de octubre, pero de 1983 el país se volcaba a la calles para festejar, el comienzo del fin de uno de los capítulos más negros de su historia, el llamado Proceso de Reorganización Nacional. Aquel día, como el domingo pasado, las escuelas y facultades eran escenarios de ejercicio ciudadano. Federico Storani tenía entonces 33 años, era uno de los candidatos a diputado nacional de Raúl Alfonsín y fiscalizaba entonces una de las mesas de La Plata. “Emoción y miedo”, resumió lo que se sentía un día como hoy, pero 30 años atrás.
En diálogo con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, Storani, que participó del Movimiento de Renovación y Cambio que llevó a Alfonsín a la presidencia, sostuvo que el proceso de transición a la democracia en nuestro país, a diferencia de otros casos –como el de Chile y España donde la salida del régimen autoritario fue pactada– fue el resultado de la larga lucha de muchos, pero también de los propios errores de los militares.
En tal sentido, recordó que la derrota en la guerra de Malvinas precipitó la caída del gobierno de facto.
Sin embargo, durante los comicios de aquel 30 de octubre, nada parecía seguro. “Temíamos una nueva frustración, que interrumpieran el proceso electoral. No lograba relajarme”, apuntó.
Hasta el final del escrutinio, que dio vencedor al candidato radical –el Partido Justicialista había llevado el nombre de Ítalo Luder–, Storani y millones de argentinos se debatían entre la emoción y el miedo. Pero finalmente –apuntó– prevaleció la alegría, “aún de aquellos que no habían votado a Alfonsín”.
“Liderazgos como los de Alfonsín se dan una vez muy cada tanto en la historia, pero sí creo que el propio partido radical está fuertemente imbuido de aquellos valores y en este ultimo proceso electoral ha habido un atisbo de recuperación”, evaluó y recordó, como conclusión, las dos reglas de oro de la democracia: “Equilibrio y control del poder; y alternancia”.
En diálogo con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, Storani, que participó del Movimiento de Renovación y Cambio que llevó a Alfonsín a la presidencia, sostuvo que el proceso de transición a la democracia en nuestro país, a diferencia de otros casos –como el de Chile y España donde la salida del régimen autoritario fue pactada– fue el resultado de la larga lucha de muchos, pero también de los propios errores de los militares.
En tal sentido, recordó que la derrota en la guerra de Malvinas precipitó la caída del gobierno de facto.
Sin embargo, durante los comicios de aquel 30 de octubre, nada parecía seguro. “Temíamos una nueva frustración, que interrumpieran el proceso electoral. No lograba relajarme”, apuntó.
Hasta el final del escrutinio, que dio vencedor al candidato radical –el Partido Justicialista había llevado el nombre de Ítalo Luder–, Storani y millones de argentinos se debatían entre la emoción y el miedo. Pero finalmente –apuntó– prevaleció la alegría, “aún de aquellos que no habían votado a Alfonsín”.
“Liderazgos como los de Alfonsín se dan una vez muy cada tanto en la historia, pero sí creo que el propio partido radical está fuertemente imbuido de aquellos valores y en este ultimo proceso electoral ha habido un atisbo de recuperación”, evaluó y recordó, como conclusión, las dos reglas de oro de la democracia: “Equilibrio y control del poder; y alternancia”.