Si hubo un edificio público de la ciudad que pareció absolutamente bombardeado, como si fuese un objetivo de guerra, fue el de Tribunales, donde 1.100 vidrios quedaron destruidos.

Las tareas de reparación continuaron durante toda la noche –en la zona se escuchaba el ruido de la caída de vidrios– pero, por supuesto, está lejos de terminarse la tarea y, de hecho, las veredas estaban intransitables por la cantidad de vidrios.

Por eso, la actividad iba a ser con zonas restringidas y las audiencias programadas –y los plazos procesales– quedaron suspendidas.