En marzo se cumplirá el primer aniversario desde que los usuarios de la telefonía celular se han convertido en los dueños de sus números. Desde la Red Argentina de Consumidores notaron que no se desató la “guerra de precios” esperada entre las cuatro grandes firmas prestadoras del servicio –Personal, Claro, Movistar y Nextel– y que incluso sus vicios persisten. Desde la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) aseguraron que fueron relativamente pocos los traspasos efectuados en todo el país.

Consultado por Rosario3.com el vocero de la CNC, Jorge Cohen precisó que en el último año fueron 299.743 los cambios efectuados –a nivel nacional– de una empresa a otra y que de ellos, sólo 200 produjeron algún reclamo. La cifra, en un país con 50 millones de celulares en uso –según datos del Indec– no es significativa, menos aún lo es la cantidad de quejas realizadas.

También consultado por este mismo medio, el titular de la Red Argentina de Consumidores, Christian Galindo coincidió con la información aportada por la Comisión pero aventuró que tal situación se desprende de la poca información respecto del procedimiento y de la falta de una verdadera competencia entre las empresas.

“En otros países con portabilidad numérica, se desató una sana puja por los clientes, lo que permitió que bajara el precio en algunos casos o se mejorara la calidad del servicio en otros, pero acá se facilitó la cartelización del sector”, criticó Galindo a quien le “llama poderosamente la atención” que los precios de los planes de cada empresa sean “muy similares”.

“No hay una verdadera tentación de traspaso”, se quejó.

Por otro lado, si bien resaltó que el trámite “es bastante expeditivo”, las firmas echan mano de una serie de triquiñuelas para evitarlo directamente. “Cuando uno pone de manifiesto que se quiere ir, las empresas tienen mecanismos y políticas para tratar de retener al usuario, dilatar o incluso impedir el cambio”, explicó el presidente de la Red para quien ésta es una falencia que debe resolver el Estado.

La experiencia de Cristina(*) a la hora de moverse de prestatario el año pasado, empero, fue complicada. Por ley el proceso no debe demandar más de diez días ni tampoco dejar al cliente sin servicio por más de tres horas. Sin embargo, Cristina tuvo inhabilitada su línea desde el 14 de septiembre hasta el 24 cuando pudo volver a utilizar su celular no sin antes realizar cansadores reclamos, de manera telefónica, personal e incluso apelando a las redes sociales. Finalmente, desde la nueva empresa solucionaron su problema con un nuevo chip, con lo cual perdió toda la información que tenía almacenada en el dispositivo.

Y como si eso fuera poco, al recibir la flamante primer factura, se dio cuenta que le habían cobrado por los diez días en los cuales estuvo incomunicada. “Por suerte no me los cobraron, hice la queja, notaron el error y lo descontaron”, precisó.

Los vicios de siempre, persisten

A un año de la portabilidad numérica, no sólo no se produjo una auténtica competencia entre las empresas, sino que las quejas por un deficiente servicio o una mala atención tampoco disminuyeron. Por el contrario, para Galindo ya son moneda corriente. Poca señal, problemas de conexión de datos, mensajes de texto que nunca llegan, sobrefacturación y engaños a la hora de promocionar paquetes o aparatos, son las principales quejas de los usuarios del servicio portable.

“Todo esto genera mucha bronca en el consumidor –indicó–, y tiene que ver con la deficiente información que se brinda del servicio”. En tal sentido, Galindo apuntó a la descortesía y falta de preparación de los telemarketers, cuyo trato “muchas veces roza la falta de respeto”. “No cuentan con una información coherente, cada uno te da una respuesta distinta a un mismo problema, o bien ni siquiera te atienden”, abundó.

“Esto se denomina trato digno al usuario y es una clara violación a la ley de defensa del consumidor”, concluyó Galindo.

(*) Cristina es un nombre de referencia; la persona que dio el testimonio pidió preservar su identidad