Un barrio de la zona suroeste de la ciudad se quedó momentáneamente sin transporte público de pasajeros a causa de los reiterados incidentes provocados por conductores que dejan sus vehículos mal estacionados e impiden el paso de los colectivos.

La situación se complicó este martes, en medio del temporal, cuando el conductor de una camioneta que obstaculizaba el paso del micro, respondió con un piedrazo al reclamo del chofer del 122 verde, que no podía circular.

La reacción provocó la decisión de los choferes de modificar momentáneamente el recorrido, lo cual obliga a los vecinos, usuarios de ese medio de transporte, a caminar entre ocho y diez cuadras y exponerse a la lluvia y los robos callejeros, para poder tomar el ómnibus.

“Nosotros nos levantamos a las cinco de la mañana para ir a trabajar y siempre tuvimos que caminar como 8 cuadras, hasta Boulevard Seguí y Rouillón para tomar el colectivo. Y ahora que pasa por nuestro barrio –Camilo Aldao y Biedma– no podemos tomarlo acá porque los vecinos estacionan mal. Dejan los autos en doble fila y los colectiveros tienen que parar y tocar bocina para que los dueños de los autos vayan a correrlos”, explicó una vecina en diálogo con el móvil de De 12 a 14 (El Tres).

“Ayer uno dejó una chata en doble fila y cuando el colectivero tocó bocina para que corriera el vehículo, el dueño salió y le tiró un piedrazo al colectivo. Entonces los colectiveros decidieron no pasar más por acá”, se quejó la mujer y contó que este martes, en medio de la lluvia, los vecinos tuvieron que caminar hasta Seguí y Rouillón para tomar el colectivo.

Otra vecina, cuyo hijo toma el colectivo a las 4 de la mañana porque trabaja en el puerto, dijo: “Esto es algo que viene repitiéndose desde hace mucho y hace dos semanas los colectiveros ya nos dijeron que hagamos algo antes de que les saquen la línea”.

También apuntan que no se trata sólo de automóviles particulares, sino también de proveedores y repartidores que además de estacionar en doble fila, no respetan la mano única y manejan a contramano.

“Estamos arruinando el progreso de un barrio”, aseguró indignada otra de las vecinas que describió la compleja situación en la que se encuentran a causa de unos pocos que se niegan a respetar las normas de tránsito.