Era seguramente una noche de amigos, donde festejaban un cumpleaños y se juntaron a tomar para después salir. Pero el encuentro terminó en tragedia, porque uno de ellos murió de un coma alcohólico.
Raúl Pérez, de sólo 17 años, fue víctima del exceso tras beber distintas mezclas de bebidas fuertes en un balde. Se descompuso y comenzó a vomitar. Cerca de las cinco de la madrugada del domingo fue llevado a la casa de un amigo para que se repusiera de la borrachera.
Sin embargo, sufrió aparentemente una broncoaspiración (el joven no paraba de vomitar) que le produjo un paro cardiorrespiratorio.
Cerca del mediodía de ese domingo, la dueña de la casa donde sus amigos lo había acostado lo encontró sin vida en la cama.
Según el informe médico, “el chico muere a raíz de una asfixia provocada por una paro cardiorrespiratorio, como consecuencia de un coma alcohólico por ingesta de bebida. Según el médico forense el joven pierde la vida aproximadamente a las 10”, aseguró el titular de la Comisaría 12º, Miguel Ramírez, según publicó La Capital.