A pocas horas del comienzo de la final de la Copa Libertadores entre Boca y Gremio en Porto Alegre, las adyacencias del Estadio Olímpico Monumental comenzaron a convertirse en una caldera y el clima creció en hostilidad.
Los fanáticos del equipo brasileño no cesaban sus actitudes belicosas hacia los de Boca. Uno de los nueve micros que llegaron desde la Argentina y que trasladaba a la cancha a simpatizantes xeneizes Boca fue salvajemente atacado a piedrazas, agresión que terminó con varios vidrios rotos y mucho temor.
Con cánticos agresivos, los hinchas de Gremio aguardaban la llegada del plantel de Boca, sabiendo que sin aprietes al local le será difícil ganarle la pulseada al equipo que dirige Miguel Ángel Russo, que en el partido de ida jugado en La Bombonera ganó por 3 a 0.
La noche anterior, el plantel de Boca sufrió la hostilidad de la barra del Gremio, que molestó al plantel lanzando bombas de estruendo y realizando, La batucada que duró hasta la mañana siguiente.
Los hinchas locales con cánticos e improperios, y lanzando poderosas bombas gritaron durante toda la noche en las adyacencias del hotel Holiday Inn, que fue prácticamente blindado por unos cien efectivos policiales que custodiaron el lugar pero no pudieron evitar las manifestaciones verbales de los fanáticos.
Los fanáticos del equipo brasileño no cesaban sus actitudes belicosas hacia los de Boca. Uno de los nueve micros que llegaron desde la Argentina y que trasladaba a la cancha a simpatizantes xeneizes Boca fue salvajemente atacado a piedrazas, agresión que terminó con varios vidrios rotos y mucho temor.
Con cánticos agresivos, los hinchas de Gremio aguardaban la llegada del plantel de Boca, sabiendo que sin aprietes al local le será difícil ganarle la pulseada al equipo que dirige Miguel Ángel Russo, que en el partido de ida jugado en La Bombonera ganó por 3 a 0.
La noche anterior, el plantel de Boca sufrió la hostilidad de la barra del Gremio, que molestó al plantel lanzando bombas de estruendo y realizando, La batucada que duró hasta la mañana siguiente.
Los hinchas locales con cánticos e improperios, y lanzando poderosas bombas gritaron durante toda la noche en las adyacencias del hotel Holiday Inn, que fue prácticamente blindado por unos cien efectivos policiales que custodiaron el lugar pero no pudieron evitar las manifestaciones verbales de los fanáticos.