Todas las células generan sustancias llamadas radicales libres como parte normal del metabolismo. Estas moléculas inestables y altamente reactivas pueden dañar con facilidad las proteínas, lípidos y otros componentes celulares mediante la oxidación (la reacción entre el oxígeno y las sustancias con la que entra en contacto).

Las células se protegen del "estrés oxidativo" mediante la producción de varias enzimas que capturan a los radicales libres. Pero en el envejecimiento, el aumento en la producción de radicales libres, junto con la disminución de la producción de enzimas antioxidantes, causa una acumulación de proteínas dañadas y otras moléculas problemáticas que pueden ser tóxicas para las células.

El nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de la doctora Laura Santambrogio, de la Academia Albert Einstein de Medicina, dependiente de la Universidad Yeshiva, en Nueva York, es el primero en examinar hasta qué punto el estrés oxidativo puede perjudicar a la función inmunitaria de un tipo de células llamadas células dendríticas. El estudio, efectuado en ratones viejos, muestra que la administración de antioxidantes puede ayudar a revertir este deterioro de la función inmunitaria.

A las células dendríticas se las puede definir de modo simple como los centinelas del sistema inmunitario, ya que alertan al organismo de la presencia de invasores microbianos. Cuando, por ejemplo, una persona se expone a virus o bacterias, esos centinelas apresan a los patógenos y los muestran a otros componentes del sistema inmunitario, para que estos también se activen y hagan su trabajo.

El equipo de investigación aisló células dendríticas de ratones envejecidos y encontró que las proteínas dañadas por oxidación se habían acumulado en las células causando efectos perjudiciales. Por ejemplo, las proteínas modificadas oxidativamente entorpecían la función de los endosomas, las organelas de las células donde los patógenos son desactivados.

Cuando a los ratones se les inyectó un potente antioxidante diariamente durante dos semanas, algunos de los efectos del estrés oxidativo fueron revertidos.

Este hallazgo tendrá repercusiones en el diseño de vacunas o de tratamientos para los seres humanos, especialmente los ancianos, cuyos sistemas inmunitarios debilitados los hacen más susceptibles a las infecciones.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología