Una mujer embarazada fue el señuelo que un ladrón armado usó para ingresar a una casa de Mendoza al 4600, de donde se llevó un botín de cinco mil pesos y alhajas de oro.

La dueña de casa no sospechó nada cuando la joven embarazada tocó el timbre y se presentó como una empleada de una empresa de control de alarmas que justamente iba a revisar si la que está instalada en la vivienda funcionaba correctamente.

Pero escondido acechaba un hombre armado que, cuando se abrió la puerta, aprovechó para ingresar, maniató a la mujer y la obligó a abrir la caja fuerte que, según trascendió, ya sabía donde estaba.

Del cofre se llevó los cinco mil pesos y las alhajas, que, evidentemente, alguien ya le había informado que estaban allí.